Estrategia Internacional N° 9
Julio/Agosto  - 1998

PRESENTACIÓN

Emilio Albamonte

LOS ESTADOS MAYORES DEL CENTRISMO "TROTSKISTA" PREPARAN FRENTES Y PARTIDOS UNICOS CON LOS REFORMISTAS

En Estrategia Internacional N° 8 definimos la "contraofensiva de masas en numerosos países", caracterizada como la irrupción de grandes luchas del proletariado y los asalariados urbanos, y una tendencia a la huelga general. En este número, dedicamos una sección especial a las grandes luchas de un aliado fundamental de la clase obrera de los países semicoloniales, junto a los proletarios rurales: los campesinos pobres y sin tierra.

En el conjunto de este número de Estrategia Internacional, pasamos revista a las grandes acciones de masas que, desde Indonesia y Corea en el Sudeste asiático, recorren el mundo incorporando la novedad de las grandes huelgas de los mineros rusos junto a otros sectores como los maestros y los trabajadores del aparato industrial militar.

Lo más novedoso por su importancia estratégica es la tremenda lucha de los trabajadores telefónicos de Puerto Rico y la huelga de los obreros de la General Motors en Estados Unidos, que lleva a una fuerte lucha de clases en el territorio del propio imperialismo yanqui.

Sin embargo, desde EI venimos insistiendo que esta contraofensiva que recorre países y continentes no ha abierto situaciones revolucionarias "clásicas" en ningún país aún. Por ende, a pesar de las grandes luchas de masas, no es la revolución (y la contrarrevolución) el gran factor actuante en la política internacional. Si tuviéramos que hacer una definición esquemática, deberíamos decir que en el mundo, o por lo menos en gran cantidad de países, estamos viviendo una situación pre-revolucionaria, preparatoria, donde los ataques renovados del capital producto de la profundización de la crisis económica son respondidos con una tendencia de las masas a unificarse a pesar de la política enormemente contrarrevolucionaria de las direcciones oficiales del movimiento obrero. Estas direcciones tienen, como política central, los "pactos sociales" que permiten recomponerse una y otra vez a los debilitados regímenes y gobiernos burgueses, cuando no actúan directamente de rompehuelgas al servicio de los capitalistas y su estado.

Como es evidente, lejos de difuminarse las líneas separatorias entre reformistas (contrarrevolucionarios) y revolucionarios, estas líneas deberían marcarse a sangre y fuego para preparar a la vanguardia proletaria para un porvenir inexorable de grandes enfrentamientos.

Lo que vemos país por país, donde hay grandes combates de clase, es una colaboración contrarrevolucionaria sin precedentes entre "stalinistas reciclados", socialdemócratas y, en los países atrasados, burocracias sindicales cada vez más estatizadas ligadas a los regímenes burgueses.

Estas burocracias se basan en las capas altas de los sectores sindicalizados de la clase obrera, en particular la "aristocracia obrera".

Con la bandera de la "lucha contra el neoliberalismo" hemos visto desde el ‘95 en Francia unirse a la CGT dirigida por lo que queda del Partido Comunista francés, con el sindicato amarillo socialdemócrata y pro-norteamericano Force Ouvriere para ponerse al frente de la gran huelga general de la función pública contra el plan de la derecha de reventar la jubilaciones, con el objetivo de impedir que esta gran acción de 21 días que paralizó a Francia y puso a millones de personas en las calles, se transformara en huelga generalizada de todas las capas del movimiento obrero que, de darse, hubiera cuestionado por sí mismo el orden burgués en ese país.

Cualquier país que analicemos donde haya grandes luchas, veremos esta acción pérfida de los partidos reformistas y las burocracias sindicales, cuando no acciones rompehuelgas abiertas, como la de la CFDT (la central tradicional de los socialistas franceses) y su dirigente Nicole Notat en la lucha antes citada.

Es esta colaboración contrarrevolucionaria de las direcciones del movimiento de masas, en el marco de un desempleo masivo y estructural que fragmenta las filas de los trabajadores, lo que permite a la burguesía mantener la ofensiva antiobrera cambiando el personal de sus gobiernos. Por ejemplo, en Francia, la derrota de la derecha tradicional, llevó al ascenso de un reformismo "light" del gobierno de socialistas, comunistas y verdes, y en los polos a una permanencia y relativo fortalecimiento de la derecha xenófoba y racista de Le Pen, y en la izquierda el fortalecimiento electoral del grupo centrista que se reclama trotskista Lutte Ouvriere, que sacó 1,5 millones de votos en el ‘95 y ganó 20 representantes en la elecciones regionales de este año.

De los centristas, de sus caracterizaciones y de sus políticas...

El marxismo clásico define que en las situaciones revolucionarias, además de reformistas -que en el siglo XX no son cándidas palomas pacifistas sino monstruosos aparatos contrarrevolucionarios como el stalinismo, la socialdemocracia o, sin ir más lejos, la burocracia sindical charra del PRI en México o peronista en Argentina- y marxistas revolucionarios, surge el fenómeno denominado "centrismo de masas". Este es el reflejo en las instituciones de los trabajadores de un movimiento de la conciencia de estos hacia la izquierda. Cuando esto sucede, los marxistas revolucionarios pueden romper su relativo aislamiento y , con una política correcta, fusionarse con esos sectores de masas para construir grandes partidos revolucionarios.

Hoy el fenómeno del centrismo de masas todavía no existe porque, como planteamos arriba, la revolución y la contrarrevolución no son factores actuantes en la escena política internacional.

Sin embargo, este centrismo de masas (o de grandes sectores de vanguardia) no es el único centrismo existente. Hay organizaciones de mayor o menor tamaño cuya práctica política consiste en oscilar permanentemente entre la reforma y la revolución. Mejor dicho, tener un discurso revolucionario y una práctica cotidiana subordinada a los aparatos reformistas y a los regímenes parlamentarios burgueses.

El trotskismo, que es el marxismo revolucionario de nuestros días, la continuidad del bolchevismo, atrapado por el llamado boom de la posguerra en los países centrales y el fortalecimiento del stalinismo, sufrió un proceso de degeneración política, dejó de ser un partido unificado y se transformó en un movimiento de tendencias que en lo fundamental devinieron centristas. La más importante de todas ellas, se denominó "pablismo" (por su ideólogo Michel Raptis Pablo). Esta corriente opinaba que era inevitable una Tercera Guerra Mundial, esta vez del imperialismo contra la URSS, en ese caso los stalinistas para defenderse girarían a la izquierda y, por lo tanto, no había tiempo para construir partidos trotskistas y se debía "entrar" a los partidos comunistas a esperar la guerra y la radicalización para confluir con los obreros que militaban en los PCs. Como es evidente, lejos de Tercera Guerra Mundial, ya en el lejano 1945 el imperialismo yanqui y la burocracia soviética firmaron el tratado de Yalta donde los rusos aceptaban el dominio capitalista del mundo por Estados Unidos mientras este garantizaba un cierto respeto de la zona de influencia de la URSS en Europa Oriental.

Los centristas pablistas entraron a los PCs, permanecieron durante 17 años y casi borraron el trotskismo de la faz de la tierra. Hubo muchos que se opusieron pero al no plantear una pelea a muerte para derrotar la capitulación de los pablistas, degeneraron ellos mismos en sectas "nacional-trotskistas" , lo que es una contradicción en los términos ya que el marxismo es expresión de los sectores más concientes de la clase obrera internacional o degenera en una miserable caricatura.

Los centristas "trotskistas" de ayer, como vimos, justificaban su capitulación en la fortaleza del stalinismo y en la eventual radicalización hacia la izquierda de los obreros que estos influían. Como marcaremos en este artículo, muchos centristas hoy se preparan para confluir con grupos reformistas planteando que, luego del retroceso provocado en la URSS, "la izquierda está muy débil, el capitalismo muy fuerte, y por eso tenemos que unirnos". Entiéndase bien, no se refieren a acuerdos circunstanciales para la lucha completamente válidos para enfrentar la ofensiva del capital, sino que contruyen frentes electorales permanentes y, los más audaces, abogan por partidos únicos con los reformistas abiertos. Si ayer "no había tiempo" para hacer partidos revolucionarios porque el stalinismo era fuerte, hoy "no hay espacio político" porque toda la izquierda está debilitada. Siempre una ideología "realista" para encubrir la capitulación abierta.

Sin embargo, esa ideología encubridora no es la única. Hay otros como el PSTU brasilero, o el PO y el MST en Argentina, que justifican sus claudicaciones diciéndonos: "Ustedes tienen razón, la crisis económica del capitalismo y la contraofensiva de las masas es muy aguda, sin embargo el ‘factor subjetivo’ como ustedes mismos dicen, está muy retrasado por el rol que durante 50 años jugaron stalinistas, socialdemócratas y nacionalistas burgueses, destruyendo muchos de los jalones de conciencia y organización que conquistó la clase obrera a lo largo del siglo XX. Por lo tanto, no nos queda más remedio que hacer frentes electorales, conferencias clasistas internacionales y ‘partidos obreros’ unficados con... los stalinistas y los socialdemócratas, los mismos que ‘destruyeron muchos de los jalones de conciencia y organización que conquistó la clase obrera a lo largo del siglo XX’ ".

Como se ve, las caracterizaciones para los centristas son absolutamente instrumentales ya que tanto los que sostienen la enorme fortaleza del capital como los que inclusive exageran la fortaleza del proletariado, se unen en el momento de definir sus "aliados estratégicos" que siempre son sectores de los aparatos reformistas.

Centristas que sirven como botones de muestrario

Botón de muestra 1: Lutte Ouvriere en Francia. Una organización que ha impuesto un tipo de militancia que sus ex-militantes denominan de "militante monje"; que aparece tan "sectaria" como para negarse a participar en una movilización contra el racismo porque la llaman intelectuales reformistas ligados al PS; que tiene la peculiaridad de no tener locales públicos en Francia por "razones de seguridad"; sin embargo comprueba por enésima vez lo correcto de la afirmación de Trotsky que decía "un sectario es un oportunista que se teme a sí mismo". En un debate con la Gauche Communiste (corriente interna del Partido Comunista francés) que nadie, ni siquiera Lutte Ouvriere considera como una tendencia "centrista" que avanza hacia posiciones revolucionarias, planteó que "nosotros no consideramos al Partido Comunista Francés, en particular a sus militantes, como adversario aunque nosotros hayamos combatido durante largo tiempo la política de su dirección" (LO n° 1561, 12 de junio de 1998). En el mismo artículo, luego de plantear que el PCF debería levantar una política radical y, en particular atacar a los superbeneficios de la gran patronal, plantean "Si el PCF llevara esta política, si defendiera estas reivindicaciones, pensamos que vería aumentar su influencia y volver a él los militantes que lo han abandonado y aquellos que hoy bajan los brazos... dándoles confianza, y contribuyendo a reganar confianza a la clase obrera. Es con este espíritu que nosotros encaramos la discusión con los militantes del PCF... Es, por supuesto, con ese mismo espíritu que abordamos el debate con los camaradas de la Izquierda Comunista del PCF." Terminan planteando que, aunque no se pueden negar "las diferencias históricas" (¡¡!!) entre LO y el PCF (uno de los partidos más traidores de la historia del movimiento obrero en el siglo XX), insisten que un mejor conocimiento permitirá "golpear juntos y marchar separados según la fórmula clásica" con el PCF de conjunto, y "quizás, aún mejor, podamos unir nuestros esfuerzos para que reaparezca un partido obrero revolucionario, ese partido que pienso es también el objetivo de nuestros camaradas de la Izquierda Comunista y que ambos sentimos que falta cruelmente a la clase obrera hoy".

No hay que perder de vista que hoy el PCF ¡forma parte del gobierno imperialista francés de Jospin, con el Ministerio de Transporte a su cargo! ¡El mismo gobierno que reprime a los desocupados y explusa a los inmigrantes!. El ministro comunista se hizo mundialmente famoso por haber defendido a capa y espada los intereses del gobierno francés frente a la huelga de los pilotos de Air France.

¡50 años de sindicalismo y electoralismo de LO, de militancia más parecida a una secta mesiánica que a la de un partido político, para terminar cortejando a una "Izquierda Comunista" que LO no tiene la valentía -porque de ninguna manera se puede comprobar- de decir que avanza hacia posiciones revolucionarias!. Para conseguir votos de base comunista, hoy embellecen hasta el monstruoso Partido Comunista Francés. Ni bien el PCF o alguna de sus alas de algún pasito hacia la izquierda (por ejemplo, dejar el cargo de Ministro de Transporte), los "militantes monjes" lanzarán al aire las sotanas, se pondrán un peluquín para cubrir la tonsura monacal, y avanzarán (como hemos visto a tantos centristas "trotskistas" en la posguerra) alegremente a contruir "tous ensamble" un partido reformista "de izquierda".

Entiéndase bien, esta es la perspectiva de la dirección centrista de Lutte Ouvriere. Si la clase obrera francesa se radicaliza puede destruir estos planes. Aún en la situación actual, más de 200 militantes rompieron objetivamente por izquierda formando un nuevo agrupamiento llamado "Voix des travallieurs" (Voz de los trabajadores).

Botón de muestra 2: la impostura del Partido Obrero. El PO de Argentina mantiene un acuerdo desde hace dos años con la corriente Proposta dirigida por Franco Grisolía en Italia. Sobre una base programática escueta (que están abiertas perspectivas revolucionarias a nivel mundial, que hay que definir que el Secretariado Unificado es una corriente pequeñoburguesa y contrarrevolucionaria, que hay que luchar contra los Frentes Populares -de colaboración de clases-) plantean la "refundación inmediata de la IV Internacional". A pesar de la endeblez del programa, se podría decir que por lo menos, plantean el objetivo correcto de luchar por la "refundación inmediata de la IV Internacional" , el partido mundial de la revolución socialista. Sin embargo, no nos alegremos demasiado pronto porque ni aún ese programa propuesto por el PO (haciendo la concesión de considerar un "programa" a cuatro puntos deshilachados) es compartido con su principal socio. Proposta, aparte de no compartir las caracterizaciones del PO sobre el SU, agrega el detalle pintoresco de estar haciendo "entrismo" desde hace cuatro años en Rifondazione Comunista, un partido stalinista que, con su voto parlamentario, sostiene al gobierno del Olivo, el instrumento fundamental para gobernar de la burguesía imperialista italiana. Ni razones tan fuertes como la invasión imperialista a Albania convencieron a Rifondazione de abandonar al Olivo, ni a Grisolía de abandonar Refundazione. Claro que el PO no es quien está mejor ubicado para hacerle "críticas principistas" a su socio ya que del ‘92 al ‘97 compartió el Foro de San Pablo con el sandinista Ortega, el terrateniente Cárdenas y Fidel Castro. Como en la película norteamericana, cada crítica que uno hace al otro es contestada con un "mirá quien habla". Esto conduce al PO a la impostura de hacer una acto en Argentina llamando con bombos y platillos a la "refundación inmediata de la IV Internacional", que por definición es enemiga mortal de los reformistas stalinistas y socialdemócratas, con un socio que en Italia comparte la dirección del principal partido stalinista "resistente" . Total en Argentina el stalinismo es una sombra y hablar de la IV Internacional y oponerse a Fidel Castro no lleva a ningún tipo de represalias políticas o físicas como las que debería enfrentar Grisolía si llevara una política consecuentemente trotskista dentro de Rifondazione (que es fanáticamente castrista).

Como el PO es "catastrofista" pero no tonto, mientras cacarea sobre la "popularidad" de la consigna cuartainternacionalista en Argentina, llama como política concreta en el colmo del confusionismo a una "Conferencia clasista internacional" .¿Qué tiene que ver esto con la "refundación inmediata de la IV Internacional"? Todavía no han logrado explicárselo a nadie y dudamos que alguna vez lo logren.

Botón de muestra 3: el botón escocés. La CIO (Comité por una Internacional Obrera), que es una tendencia que reclama tener partidos y grupos en 54 países y cuyo "partido madre" es el Partido Socialista de Inglaterra (antes llamado Militant), tiene una fuerte discusión con su grupo de Escocia, no sobre el contenido de su política sino sobre problemas burocráticos. La excusa de los escoceses para marchar hacia un frente electoral, que de hecho es un partido único de toda la izquierda, inclusive los stalinistas más recalcitrantes, es el ascenso en la región del nacionalismo escocés. Para "combatirlo", argumentan, "hay que hacer propaganda socialista común en esta etapa con toda la izquierda y ya vendrá en el futuro una etapa donde nos distinguiremos stalinistas de revolucionarios". La CIO, una corriente que hizo entrismo durante más de 30 años en los partidos laboristas o socialdemócratas, sólo está preocupada por si perderá su grupo en Escocia. Este es un ejemplo de manual de la utilización que le dan al "centralismo democrático" de las "organizaciones internacionales" los centristas, no para combatir las capitulaciones sino para mantener rozagantes a la burocracias de las sectas que pretenden ser "mini-internacionales".

Botones surtidos. Los botones que hemos expuesto no agotan el muestrario. Está el ejemplo del MST de Argentina compartiendo un frente estratégico con las sombras del PC argentino y mandando incluso un representante oficial a la recepción que los stalinistas argentinos le hicieron al burócrata restauracionista gran ruso Ziuganov, donde se dedicó a insultar la memoria de León Trotsky, llegando a compararlo con Yeltsin. O el PSTU de Brasil, cuyas claudicaciones a Lula y al MST señalamos en el artículo de esta edición de EI, o el MAS de Argentina que está en una clara política de ruptura con el trotskismo... y hay más botones multicolores surtidos.

Los centristas proponen y las masas disponen

Ante este panorama tan negro de la acción de los que deberían ser "estados mayores" de la clase obrera, muchos compañeros pueden sentirse desmoralizados. Sin embargo, la situación no permite ningún tipo de desmoralización. En primer lugar, porque se ha profundizado la crisis del capitalismo y las masas han profundizado a su vez su combate. En segundo lugar, porque la colaboración acrecentada entre contrarrevolucionarios (a la que los centristas claudican) es expresión de debilidad de los reformistas -ante la crisis extrema del stalinismo- y no de su fortaleza, como fue a la salida de la guerra.

Es por eso que creemos que los trotskistas principistas tenemos una buena oportunidad de hacer una trabajo preparatorio correcto. Es en ese sentido que la Fracción Trotskista que edita esta revista viene insistiendo -dirigiéndose a grupos que se reclamen del trotskismo principista, a los miles de militantes que participan en los grupos que se reclaman del trotskismo y también a los ex militantes decepcionados con las políticas claudicantes de las direcciones centristas- a conformar un Comité de Enlace que luche por la reconstrucción de la IV Internacional en base a lecciones programáticas de los acontecimiento candentes de la lucha de clases de los últimos años, oponiéndonos tanto a los que hablan de reconstruir la IV Internacional con algunos puntos programáticos sueltos y generales, como a los que, en el otro extremo, quieren hacer tendencias que de hecho sean "mini internacionales" con una comprensión común de toda la historia del movimiento trotskista. Un Comité de Enlace como el que proponemos, formado aunque más no sea por cuatro o cinco partidos provenientes de distintas tendencias del movimiento trotskista, que hablen el leguaje del trotskismo y no del centrismo y actúen en forma consecuente, sería un importante factor de moralización para miles de compañeros que buscan una salida al confusionismo impuesto por el centrismo, y sería una seria amenaza política a las organizaciones que en los momentos decisivos claudican a las direcciones reformistas, y por esa vía al estado burgués.

Para nosotros, la tarea no es agruparnos para hacer propaganda solamente o para denunciar las claudicaciones de los centristas, sino para combatirlos y derrotarlos políticamente, en fin, para reconstruir la IV Internacional en lucha a muerte contra los reformistas para superar la crisis de dirección revolucionaria de la clase obrera.

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En este número de Estrategia Internacional...

Dedicamos un artículo a definir la colaboración contrarrevolucionaria entre el imperialismo yanqui y la burocracia restauracionista china, con el telón de fondo de la crisis asiática y los procesos agudos de la lucha de clases del sudeste asiático. También dedicamos un importante artículo a la situación política en Argentina, explicando la crisis del peronismo y demostrando cómo a pesar del desvío electoral se mantienen las características generales de la etapa pre-revolucionaria abierta con los grandes paros generales del ‘96 y los levantamientos de piqueteros y fogoneros de Jujuy y Neuquén del ‘97.
La sección más importante de la revista está destinada a definir las grandes luchas del campesinado latinoamericano y aportar elementos para el programa que el proletariado revolucionario debería levantar para lograr la alianza obrera y campesina que enfrente a los regímenes y estados burgueses de la región.
Otra sección recorre las luchas de Indonesia, Rusia, el Kosovo y la situación en Irlanda.
En la Sección Abierta reproducimos un debate realizado en la Cátedra Karl Marx que funcionó en la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad de La Plata, entre el economista Claudio Katz y el dirigente de nuestra corriente Christian Castillo, alrededor de la situación de la economía capitalista a fines del siglo XX y la teoría económica de Ernest Mandel.
En Arte y Revolución publicamos un artículo de los Cahiers León Trotsky de Francia, dirigidos por Pierre Broué, denominado "El Encuentro entre la Leyenda y la Historia", escrito por Gerard Roche, que narra las relaciones de Trotsky con el intelectual francés Andre Malraux .
En la contratapa damos cuenta de la gran huelga de la General Motors en los Estados Unidos, y de la gran lucha de los telefónicos y el pueblo de Puerto Rico contra las privatización.