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Raul Godoy, de Argentina: “La vigencia del programa de transición”

28/08/2010

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Orgulloso de estar acá, con compañeros de distintos países, porque como nunca hay que ser conscientes que nuestra clase no tiene fronteras.

Fue un orgullo poder recibir en Zanon y recorrer Stefani junto al compañero Manu, protagonista de la primera experiencia en décadas de control obrero en Francia.

Nuestros pequeños ejemplos son tan importantes porque se dan después de más de 30 años de derrotas y pérdidas de conquistas. Muestran la potencialidad de la clase trabajadora para dar una salida a la crisis capitalista, después de muchos retrocesos que trajo la pérdida de confianza en las propias fuerzas de la clase trabajadora producto de las traiciones y claudicaciones de las direcciones burocráticas y reformistas.

El capitalismo sobrevivió a su crisis descargando una contraofensiva en todo el mundo, que incluyó volver a poner bajo la órbita del capital a la numerosa clase obrera china, a restaurar el capitalismo en el Este de Europa que fue usada para pagar salarios más bajos contra la clase obrera de occidente. Con el explotado proletariado chino y del Sudeste asiático hicieron eso a escala mundial, cuando la ofensiva neoliberal trasladó gran parte de la producción industrial y convirtieron esos países en una gran masa de mano de obra barata que los capitalistas usaron para bajar el nivel de vida de los trabajadores en todo el mundo. Pero en el corazón del plan capitalista, los más explotados empiezan a rebelarse.

Los batallones de mano de obra barata amenazan transformarse, como diría Marx, en los sepultureros del capital.

Hoy vemos salir a la clase obrera china a la lucha y la prensa capitalista en todo el mundo muestra su preocupación. Vemos también la heroica lucha de las 800.000 obreras textiles en huelga en Bangladesh donde hay 4 millones de trabajadores textiles en su mayoría mujeres, uno de los proletariados más explotados del planeta.

En Sudáfrica donde, después que se fueron las cámaras del Mundial, en estos días se está desarrollando la gran huelga general del millón trescientos mil trabajadores del sector público.

Nos sentimos parte de aquellos que hoy están luchando contra los planes de ajuste y austeridad en Grecia, en el Estado Español, en Francia o en Gran Bretaña, en Rumania enfrentando los planes capitalistas.

Viva la lucha internacional de la clase obrera

Ante la crisis los trabajadores se orientan por la necesidad misma y realizan acciones heroicas, pero la responsabilidad de los revolucionarios no es sólo estar en la primera línea del combate, sino aportar el programa que fija los objetivos de la lucha.

Como militante y dirigente del PTS ha sido un honor dar la lucha en común con compañeros que no son de nuestra organización pero reivindican con nosotros los principios del clasismo. Muchas veces señalé que la política que impulsamos en Zanon no la inventamos nosotros sino que la tomamos del programa de transición de León Trotsky.

Nosotros sabíamos que ante las crisis cuando los patrones quieren hacerla pagar a los trabajadores, tenemos que exigir la apertura de los libros contables de todas las empresas para mostrar ante la población lo que han ganado. Y que si los capitalistas no pueden dar lo único que tienen los obreros bajo el capitalismo, el derecho a ser explotados, entonces hay que sacar de sus manos los medios de producción, mediante la expropiación y el control obrero de cada fábrica que cierre o despida.

Pero tenemos que ser conscientes de que nuestra lucha no se limita a una sucesión de fábricas tomadas y gestionadas por los trabajadores, sino que tenemos que terminar con este sistema de explotación, y poner todos los recursos al servicio de las necesidades de la mayoría de la población, y para eso los trabajadores tenemos que construir la herramienta política que se prepare para expulsar a la burguesía del poder, necesitamos una organización revolucionaria que se proponga llevar adelante las tareas históricas de nuestra clase, la revolución obrera y socialista.

La crisis histórica del capitalismo que empieza a vivirse vuelve a poner en vigencia, a 70 años del asesinato de su fundador, el programa de la IV Internacional. Programa que nos legó demandas para responder a las dos caras que tienen los capitalistas para descargarnos su crisis, el desempleo y la inflación. El reparto de las horas de trabajo entre todas las manos disponibles y para no perder el nivel de los salarios: la escala móvil de salarios, es decir el aumento automático según el costo de vida.

Aprendimos que en grandes crisis, como la de 2001, o como la que empieza a transitar Europa ahora, no alcanza con la lucha de una fábrica o con el reclamo sectorial gremio por gremio. Nuestro destino está atado a la organización y la lucha del conjunto de la clase obrera, no nos vamos a salvar en un mar de desempleados y por eso alentamos la unidad con los desocupados y otros sectores de la clase obrera.

Hoy también, los sectores clasistas tenemos que responder a la demanda de los jubilados, los trabajadores que el capitalismo, después de superexplotarlos toda la vida, los condena a la miseria. El gobierno que se dice progresista de los Kirchner sostiene los mismos argumentos de los neoliberales: que hay que tener “responsabilidad fiscal” para pagar la deuda externa y que no se puede dar aumento. En tanto la oposición patronal, encabezada por los radicales hace demagogia con las necesidades de los jubilados mientras intenta librar de impuestos y retenciones a las grandes patronales agrarias.

Nosotros peleamos para que esta lucha sea tomada por los sindicatos y por el conjunto de nuestra clase trabajadora que es la que puede dar una salida en detrimento de las ganancias capitalistas y el no pago de la deuda externa.

Nosotros siempre estuvimos muy orgullosos cuando el ejemplo de Zanon y ahora Stefani era presentado a los trabajadores de distintos países. Muchos ceramistas viajamos como embajadores de la idea del control obrero y que frente a los cierres provocados por la crisis, la ocupación y puesta a producir bajo gestión obrera era una forma de mostrar la voluntad de resistencia de los trabajadores, que no teníamos que resignarnos a quedar en la calle y cobrar la indemnización. Nos enorgullece escuchar que estas mismas ideas empiecen a reverdecer en un país central como Francia, en el corazón de Europa y con tanta tradición revolucionaria de la clase obrera, y que sectores de vanguardia obrera en esos países imperialistas levanten esa bandera de la IV Internacional.

Si entre los trabajadores difundimos la necesidad de confiar en sus propias fuerzas, los revolucionarios tenemos tener plena confianza en el programa, en el único programa que da una salida a la crisis de la humanidad.

Es sintomático que ante esta nueva crisis en Europa comiencen a aparecer nuevamente métodos radicales de lucha como las tomas de fábrica en Francia y dirigentes que comienzan a encarnarlos. Es sintomático que nuestra corriente internacional entre en contacto con estos compañeros. Esto compañeros y compañeras nos llena de confianza, que con la crisis capitalista las banderas limpias de la IV Internacional habrá millones que la tomen en sus manos, para crear el partido mundial de la revolución social.

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