FT-CI

A propósito de la Revolución Rusa

Un debate de estrategias

29/11/2007

Isaac Deutscher, el gran biógrafo de León Trotsky, comienza El profeta desarmado, que es el libro donde Deutscher relata la lucha de Trotsky contra la burocracia stalinista, planteando que él tiene que rescatar a Trotsky de una montaña de perros muertos, de la misma forma que Carlyle, el biógrafo del gran revolucionario de la revolución inglesa de 1648, Oliver Cromwell, había tenido que sacar al Lord Protector de la montaña de perros muertos creada por los contrarrevolucionarios y por los conciliadores de esa época, que se habían pasado a la contrarrevolución. En este sentido creo que nosotros, además de las discusiones históricas, que son muy importantes porque hay que demostrar que la burocratización no fue un proceso inevitable y que el stalinismo no fue el resultado automático del bolchevismo, como explicó Christian Castillo, para discutir la vigencia de la revolución tenemos que discutir qué estrategias son útiles hoy para el proletariado y para las masas explotadas para acabar con la explotación y la opresión en el mundo. Para discutir eso, tenemos que empezar a discutir qué es estrategia.

Táctica y estrategia

La palabra estrategia viene del pensamiento militar, la Segunda Internacional que se fundó en 1889 todavía hablaba en términos de táctica. La táctica era la clave, inclusive si ustedes leen a Lenin antes de 1914, hablaba de la teoría marxista y de la táctica del movimiento obrero. Sólo la Revolución Rusa va a volver a poner en el vocabulario ese término sacado de lo militar y que tiene mucho que ver con el desarrollo de la propia etapa imperialista que es el término de estrategia, como decía Clausewitz: el objetivo de la guerra es doblar la voluntad del adversario para imponerles nuestra propia voluntad. Eso es lo que tienen que hacer los explotados si quieren superar la explotación y la opresión.

Entonces, según el pensamiento militar convencional estrategia, por definición, es el plan para dirigir una campaña militar, y táctica, es el plan para dirigir una batalla. Una campaña está compuesta de diversas batallas, las batallas son tácticas con respecto a la campaña militar. León Trotsky, que junto con Lenin y la Tercera Internacional son los primeros que llevan el término de estrategia a las conclusiones de la Revolución Rusa, dice que “la táctica es el arte de dirigir las operaciones aisladas”. Es decir, si participamos en elecciones es una operación aislada. Si participamos de un sindicato y ganamos una comisión interna es una operación aislada. Aún la participación en una insurrección espontánea como el Cordobazo es una batalla táctica.

Y entonces ¿qué quiere decir estrategia? Para Trotsky la estrategia es el arte de hacerse del mando; combinar todos los elementos para apoderarse del mando, es decir, para vencer. Los revolucionarios no participamos de los sindicatos, de las elecciones, de las jornadas revolucionarias como las del 2001, etc. sólo por participar, ni para crear alas izquierda en los parlamentos, ni para crear nuevas direcciones en los sindicatos, ni solo para luchar en las luchas económicas, etc. sino para unir todos los medios en el momento preciso para volcarlos contra la burguesía torcer su voluntad e imponer la voluntad de los explotados. Eso es estrategia, todo lo demás, en función de eso, es táctica.

La Revolución Rusa y la historia del Partido Bolchevique nos enseñó que la clave de la discusión de un marxista revolucionario es aprender el arte de vencer y el arte de vencer es la concentración en el lugar más débil del enemigo, en el momento que está más desorganizado y que la “tropa propia” es más fuerte, unir todos los medios para darle un golpe de knock out por el cual no se pueda levantar y en ese periodo desarrollar la revolución tanto interna como internacional.

El debate de estrategias

Quería hacer este homenaje hoy a la Revolución Rusa, discutiendo contra un sentido común, que es que la estrategia surgida de esa revolución es una estrategia anacrónica, pasada de moda. Quiero discutir a partir de las grandes revoluciones del siglo XX. Quiero decir que las estrategias y las tácticas surgieron de los momentos de revolución (y también de no revolución) del siglo XIX y XX. Podemos decir que la Revolución Rusa dio lugar a una estrategia, que es la estrategia de la toma del poder por la clase obrera y la dictadura del proletariado. Pero otras grandes revoluciones, como la Revolución China o la Revolución Vietnamita, dieron lugar a otras estrategias, la estrategia de la guerra popular prolongada; y el análisis de la experiencia de la Revolución Cubana por Ernesto Guevara y Régis Debray dio origen a la estrategia del foquismo. Yo me voy a referir a esas distintas estrategias y también me voy a referir a una táctica transformada en estrategia que es participar en luchas sindicales y en las elecciones; discutiendo con Rosa Luxemburg, a esta suma de tácticas Karl Kautsky la denominó “estrategia de desgaste”.

Aparte de esas estrategias que surgieron en las revoluciones y de la “estrategia de desgaste”, hay otras dos estrategias, o una que la podemos dividir en dos. Por un lado, la estrategia autonomista, que considera que la clave es la actuación del movimiento social separado de toda discusión por el poder porque el poder burocratiza y crea una división entre dirigentes y dirigidos que inevitablemente lleva a la burocracia. El teórico actual de esta es Toni Negri, pero la referencia política más importante es el Ejercito Zapatista de Liberación del subcomandante Marcos.

Otra estrategia, que esta emparentada con esta pero no es lo mismo, es el anarquismo, que opina que no hay que participar de los sindicatos porque son agencias de la burguesía o a lo sumo sólo hay que participar en sindicatos revolucionarios, que no hay que participar en los parlamentos y que la clave no es construir un Estado obrero transicional cuando se toma el poder, sino que hay que abolir el Estado inmediatamente.


La vigencia de la estrategia bolchevique

Resumiendo, hay varias estrategias de los oprimidos y explotados. Homenajear a la Revolución Rusa significa ver si tiene vigencia o no la estrategia que plantearon los bolcheviques en la Revolución Rusa, entonces desde ese punto de vista cuáles son las condiciones para que una revolución, como la rusa se pueda dar.

La época de crisis, guerras y revoluciones

La condiciones para que una revolución, como la rusa, se pueda dar es que existe una época, que los marxistas, en la Primera Guerra Mundial, llamaron la época de crisis, guerras y revoluciones. Esa época la abre la Primera Guerra Mundial. Cuando hablamos de las guerras mundiales, se sabe que hubo mucho muertos pero quizás no se entienda bien de qué estamos hablando.

La Primera Guerra Mundial supera en barbarismo todo lo que habían vivido los siglos precedentes; por ejemplo, en una batalla, que es la batalla de Somme en el primer mes mueren 250.000 soldados ingleses, en Rusia en el primer ataque mueren 70.000 obreros y campesinos. Las dos guerras mundiales, una llevó a treinta millones de muertos y la otra a cien millones de muertos; la Segunda culmina, no sólo, con la masacre de los nazis sino con múltiples crímenes de guerra. Bombardean toda la ciudad de Tokio, cuyas edificaciones eran de madera y entonces se quema viva la población de Tokio, y es un pequeño anticipo de lo que va a ser unos meses después las bombas atómicas arrojadas sobre Hiroshima y Nagasaki. La ciudad de Dresden en Alemania, por ejemplo, fue bombardeada por los aliados y matan a gran parte de la población porque consideraban que en ese país podía haber nuevos levantamientos y surgir nuevos Petrogrados.

Entonces los cálculos que tenían los revolucionarios, que después de la Segunda Guerra Mundial iba a resurgir el proletariado alemán y que este iba a generar una nueva revolución, no se dan porque la burguesía aprendiendo de la Revolución Rusa, negocia con el stalinismo la traición de la revolución en los lugares donde la clase obrera era muy fuerte, como en Italia, Francia y en Grecia, y mediante crímenes de guerra intenta contener a las masas de los explotados del mundo. Los norteamericanos, inclusive, son los peores, por ejemplo, en Hiroshima y Nagasaki van y matan a la mayoría de la población. Sin embargo, a pesar de este terror masivo no pudieron evitar en la inmediata posguerra grandiosas revoluciones como la china y la yugoslava.

Cuando hablamos de las crisis y guerras que dieron surgimiento a la Revolución Rusa no nos referimos a cualquier crisis ni a cualquier guerra. Si sumamos la guerra civil y la guerra mundial Rusia vivió en la guerra y en la hambruna desde el año 1914 hasta el año 1922, imagínense un chico de 15 años que vivió siempre en una guerra, donde estaba amenazado por el hambre, donde todos los días podía morir. La Revolución Rusa surge en este marco.

Ha habido acontecimientos, no de la misma magnitud que los que dieron origen a la Revolución Rusa pero sí catastróficos, como por ejemplo en el año ‘29 cuando se da el crack de Wall Street, este crack no es una guerra, pero es una crisis donde en uno o dos años se hunden 8.000 bancos. Entonces toda la gente que tenía ahorros, toda la clase media pierde los ahorros de toda su vida. Ustedes vieron lo que hizo la clase media acá, en el 2001, porque la plata la tenían en el corralito, y bien que lo hizo. Ahora, imagínense ustedes las personas que ahorraron durante treinta o cuarenta años, que consiguieron una casa y consiguieron poner algo de plata en los bancos, etc., de pronto le saquen toda la plata y aparte que de cada diez obreros siete u ocho queden sin trabajo. Bueno, eso no pasó en un país periférico como Irak o en Afganistán, ni siquiera uno como Argentina pasó en Estados Unidos. Entonces si no hay posibilidad de crisis de ese tipo, de guerras como la Primera Guerra Mundial, de guerras inclusive “no tan fuertes”, como la Guerra Ruso-Japonesa que era “solo” entre dos países y dio lugar a la revolución del 1905. Si no hay posibilidad de crisis, guerras, es muy difícil que las revoluciones llequen al grado de radicalización que tuvo la revolución rusa o la revolución y la guerra civil en España.

La base, entonces, es considerar que estamos en una época de crisis, guerra y revoluciones. Hay gente que dice: “pero como con democracia burguesa vamos a convencer a la gente de que hay que hacer una revolución”, es que si hay democracia burguesa el poder se puede mantener sin necesidad de acudir al ejército o a los gendarmes más que esporádicamente. Imagínense si luego de 2001 hubiera habido una recesión mundial y el Estado no le hubiera podido dar a los bancos los 17.000 millones para devolver, aunque sea en pesos (no en dólares como dijo Duhalde) la plata a la clase media. Hubieran tenido que matar a montones y la clase media hubiera tenido que definirse entre hacerse fascista y exprimir a los obreros, o hacerse revolucionaria y apoyar a los obreros a tomar las fábricas para no perder los ahorros de toda su vida. Pero del 2001 salimos en forma relativamente rápida porque vino una coyuntura de ascenso de la economía internacional.

En el 2001 hubo una situación que podía llevar a que la clase media argentina se hiciera o revolucionaria o fascista. Cuando la pequeño burguesía decía “piquete y cacerola la lucha es una sola” iba en ese camino, luego le devuelven el dinero y comienza a decir “los piqueteros no me dejan ir a trabajar”, etc. Pasa de un extremo a otro, esas oscilaciones violentas también son subproductos de una época de crisis, guerra y revoluciones. Entonces, cuando hablamos de guerra, no hablamos necesariamente de guerra mundial; cuando hablamos de crisis, vimos en el 2001 una crisis, vimos un ensayo que no se desarrolló, pero que podría haber terminado en una guerra civil en Argentina. Entonces, para esos casos está planteada la estrategia proletaria, la estrategia que surge de la Revolución Rusa, que surge en una época de crisis, guerra y revoluciones.

¿Este caso sólo se dio en Rusia? No, sucedió en China, en Grecia después de la Segunda Guerra Mundial, en la Guerra Civil española, en la revolución portuguesa del ‘74. Se repitió montones de veces en el siglo: “crisis, guerras y revoluciones” o “crisis y guerras” o “crisis y revoluciones”, en distintas combinaciones; en esos casos está planteada la relación entre táctica y estrategia.

La clase obrera y el partido revolucionario

Para los bolcheviques el sujeto social que podía dirigir esa revolución era el proletariado. ¿Y qué es el proletariado? El proletariado son todos los asalariados. Entonces, otra discusión frente a los que nos dicen que no tiene vigencia la estrategia bolchevique, es que no existe más la clase obrera. Pero la estadística de la CEPAL, dice que en Argentina hay 1.300.000 obreros industriales en blanco y entre 500 y 600 mil más en negro. De conjunto en el país hay 10.000.000 de asalariados. Entonces esos asalariados que reciben un salario suficiente para vivir pero insuficiente para acumular capital (no como el gerente de la Ford que también recibe un salario pero acumula capital), para nosotros ese asalariado es el sujeto social de la revolución. Para los bolcheviques también lo era.

Desde el punto de vista estratégico, del arte para vencer, tenía que haber un partido revolucionario democráticamente centralizado. Este partido, como demuestra la historia del bolchevismo, no es sólo para luchar contra la burguesia, sino tambien contra las direcciones traidoras del movimiento de masas y los que vacilan entre la reforma y la revolución, a los que los marxistas denominamos centristas.

Hasta ahora el PTS lamentablemente sólo ha podido, participar de elecciones, de luchas sindicales, de Zanon, de Brukman, Astilleros Río Santiago, o ganar varias internas en la industria y en algunos servicios como estamos haciendo ahora, etc. Pero son cosas muy chiquitas todavía las que hemos tenido posibilidad de participar. Los bolcheviques tenían otra posibilidad de experiencia.
En “Izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo” Lenin cuenta cómo, por una parte, el bolchevismo surgió en 1903 sobre una base muy sólida de la teoría marxista, cómo se formó esa teoría marxista con múltiples debates en Rusia. Dice, también, que se logró “una riqueza de vínculos internacionales y un excelente conocimiento de las formas y teorías del movimiento revolucionario mundial, como ningún otro país”. Lo que estamos haciendo ahora va en este sentido, tratar de ver las experiencias del movimiento revolucionario mundial. Así se formó el bolchevismo, es decir el partido que dirigió la revolución en Rusia, conociendo todos los movimientos revolucionarios del mundo. Pero dice también, que el bolchevismo, que había surgido “sobre esta base teórica granítica” pasó por 15 años de historia práctica entre 1903 y 1917, sin parangón en el mundo, por su riqueza en experiencia: “Durante esos quince años, ningún otro país conoció nada que fuera parecido a esa experiencia revolucionaria, a esa rápida y variada sucesión de distintas formas de movimiento legal e ilegal, pacífica y violenta, clandestina y abierta, círculos locales y movimientos de masas y formas parlamentarias y terrorista. En ningún país se concentró en un tiempo tan breve tal riqueza de formas, matices y métodos de luchas de todas las clases de la sociedad moderna. Luchas que debido al atraso del país y al rigor del yugo zarista maduró con excepcional rapidez y asimiló con particular ansiedad y eficacia la ‘ultima palabra’ de la experiencia política americana y europea.”

Es decir que un partido marxista se forma en el trabajo legal e ilegal. El proletariado se transforma en sujeto político como parte de esa lucha. Por ejemplo en 1907, después de la revolución de 1905 hubo una gran derrota que se afirma en 1907; pero como dice un dicho popular todos los males vienen juntos. No sólo fue una derrota aplastante donde murió mucha gente sino que vino una crisis económica en Rusia de 1907 a 1910, donde un 30 por ciento de la clase obrera fue expulsada de las fábricas. El bolchevismo supo retroceder del ‘07 al ‘10, perder dirigentes y miles de militantes, y sin embargo en 1912 cuando vuelve el ascenso obrero, esta preparado para aprovecharlo y poder sacar un diario, la Pravda con colectas en todas las fábricas donde planteaban día a día cuál era la táctica y la estrategia de los revolucionarios.

Autoorganización y milicias obreras

Los revolucionarios decimos que hay que construir un partido basado en la clase obrera, porque la clase de los asalariados se va a transformar en sujeto revolucionario, que ese partido se debe construir sobre la lucha de clases, es decir sobre la forma de lucha más variada, como expliqué, legales e ilegales, es decir luchas de todo tipo. Huelgas económicas y huelgas políticas. Insurrecciones locales y nacionales. Alzamientos, como en la Argentina hubo en el ‘93 en Santiago del Estero, en Cutral-Co y en Salta en el ‘96 y ‘97 que dieron origen al movimiento piquetero, o como en el 2001. Grandes levantamientos, en el cual los revolucionarios deben participar si no quieren ser una sociedad de propaganda. El PTS, el PO, etc., todavía hoy somos grupos de propaganda no somos un partido como el bolchevique (también el MAS de los ’80 y el PST de los ’70 fueron sociedades de propaganda, o como decimos los trotskystas “grupos de propaganda y acción revolucionaria”). No tenemos decenas miles de “oficiales” en las fábricas, ni siquiera en las facultades, ni en las barriadas obreras y populares. Ese es nuestro desafío apasionante que tenemos que hacer como revolucionarios.

En el 2001 en la Argentina la burguesía estaba débil, era un momento de pegar. Al no estar fuerte el proletariado en ese momento, se dio una movilización de los sectores más vulnerables del proletariado que eran los piqueteros, porque el resto del proletariado estaba desorganizado, porque había 27 % de desocupación y al ser una mezcla de sectores más vulnerables y de la clase media, esa situación junto con una coyuntura internacional de recuperación económica le permitió a la burguesía recomponerse, pero eso no significa que no vuelva a pasar. El Banco de Basilea dice que una situación como la del ‘29 es previsible en los próximos 5 años, eso no lo decimos los marxistas, lo dicen los grandes bancos y los grandes monopolios del mundo. Si está prevista una crisis del ‘29 entonces van a surgir fenómenos como la revolución y la guerra civil española, y entonces la estrategia bolchevique que dice que cuando surge la coyuntura estratégica hay que tener un partido forjado en las distintas formas de luchas. ¿Para qué? Para crear órganos donde se unifiquen las masas revolucionarias.

No somos fetichistas de los soviets; nosotros creemos que pueden ser los soviets pero a veces pueden ser los comités de fábrica. Las comisiones internas que hay en el movimiento obrero argentino son parecidas a un comité de fábrica porque agrupan a los afiliados y a los no afiliados a los sindicatos en un periodo relativamente pacífico como el actual. Pueden ser los comités de fábricas, o incluso pueden ser los mismos sindicatos que adquieran ese rol. No necesariamente van a ser soviets al principio. Pero una organización que una a las masas revolucionarias de distintas tendencias en un gran frente único para concentrarse en el punto débil del enemigo y quitarle el poder, hacerse del mando, eso es un elemento central de nuestra estrategia.

Pero si hay soviets y están desarmados, son semipoder. Es decir, nosotros tenemos que estudiar mucho el arte militar y tenemos que estudiar estrategia. Un ejército no se da vuelta sólo haciéndole propaganda, aunque es clave hacer propaganda dentro de los ejércitos. El ejército argentino ahora no es de conscriptos, es profesional. La propaganda en los ejércitos los desmoraliza, aunque sea profesional son personas que ganan poca plata, en esos momentos una propaganda revolucionaria los desmoraliza. Pero no alcanza sólo con palabras, tiene que haber una guardia de obreros que se armen, a través del mercado negro o asaltando armerías, como hicieron los obreros peronistas en 1955, y que en ese momento cuando haya enfrentamientos con fascistas le de varias palizas para forjar la moral de la clase obrera y al enemigo desmoralizarlo y tenerlo a la defensiva. En ese momento se darán entonces los soviets, se armarán, defenderán a los delegados, etc., eso permitirá crear la base de un “ejército revolucionario”.

Por eso cuando a los que estamos con la estrategia soviéticas nos dicen espontaneistas, les decimos claramente que no lo somos. Consideramos que si hay crisis, guerra y revolución, si hay situación como la del 2001, si el proletariado pasa al frente, si hay situación como la crisis del ‘29 se crea la posibilidad estratégica. Pero para aprovecharla uno tiene que haber sido parte de las luchas de la clase obrera. Si uno no es parte de la clase obrera en las luchas económicas si uno no tiene figuras reconocidas, como puede ser Altamira, o Pitrola, o Montes, o Castillo, o el “Pollo” Sobrero, etc. es imposible que en ese momento pueda ser una referencia. No voy a hablar del PTS sino de toda la izquierda que se reclama revolucionaria y que en general reivindica la experiencia de la revolución rusa, más allá de las grandes diferencias que podamos tener entre los diferentes grupos de izquierda. En las últimas elecciones hemos hecho el FITS junto con Izquierda Socialista y el MAS, e intentamos que se sume el PO, pero la clave es si vamos a sacar lecciones para organizar 10 o 15 mil “oficiales” que en una coyuntura estratégica, se puedan transformar en un partido de vanguardia de 40.000 o 50.000 obreros que influencien a cientos de miles y puedan dirigir a millones y, esto no es difícil lograrlo en una coyuntura estratégica revolucionaria. Si en una coyuntura relativamente pacífica tenemos 10.000 en una coyuntura estratégica revolucionaria eso crecerá tumultuosamente, como lo hizo el bolchevismo que al comienzo del año 1905 tenia 8.000 militantes en un país de 150 millones de personas, o a comienzos de 1917 que eran 17.000 y en unos meses de la revolución pasaron a ser 250.000. Es la revolución la que multiplica revolucionarios, pero tiene que haber oficiales, que se hayan formados en todas las formas de lucha previamente. Si no hay una vanguardia de algunos miles que pueda construir un partido de decenas de miles que dirijan millones puede haber revolución pero no habrá triunfo de la revolución, para que la revolución triunfe habrá que considerar a la insurrección como arte como aconsejaba Lenin.

La dictadura del proletariado

Y entonces se toma el poder. ¿Pero tomar el poder qué es? Derrotar el poder burgués y construir el poder obrero, forjar un Estado transicional. ¿Qué es un Estado obrero transicional? Cuando uno toma el poder no puede acabar con las clases sociales solo con el poder de un Estado aislado, es necesario aumentar el desarrollo y la modernización. Pero la llegada al socialismo es directamente imposible a nivel de un solo país, sólo puede ser a nivel internacional. Entonces la revolución tiene que pasar del plano nacional al plano internacional. En un país el Estado transicional sirve para organizar la dictadura de la gran mayoría de la sociedad sobre la pequeña minoría de parásitos que son los grandes financistas, los grandes empresarios, etc., y organizar, no sólo a la clase obrera, sino a todas las grandes masas explotadas, como los campesinos y los pobres que en nuestro país son millones que el proletariado deberá ganar como aliados. Hay que hacer una alianza obrera y popular, u obrera y campesina, según los países. ¿Y qué objetivo tiene eso? Desarrollar la movilización permanente antes y después de la toma del poder de las masas, para que si es un país atrasado, liberarlo de la influencia del imperialismo, resolver la cuestión agraria, expropiarles las fábricas al imperialismo y a la gran burguesía nacional. Expropiarlas por parte de la clase obrera y ponerlas a producir como propiedad pública y bajo el control de los trabajadores o administración directa. Para hacer avanzar la revolución nacional e internacional.
Entonces combinar tareas democráticas, como resolver el programa agrario, el problema nacional, cambiar las relaciones culturales para liquidar la opresión de la mujer. Bajar las horas de trabajo para que los obreros puedan dedicarse más tiempo a hacer política. Para que progresivamente la clase que ha estado explotada por siglos se vaya transformando en clase dirigente, no sólo en clase dominante sino en clase dirigente y vaya extendiendo la revolución del orden nacional al internacional.

Estos puntos que hemos venido desarrollando son esquemáticamente los nudos centrales de la estrategia bolchevique. Si la definición de estrategia es unir todos los medios para concentrarlos en un punto para vencer. Las tácticas hay que pensarlas en función de la estrategia. En los tiempos no revolucionarios es más difícil militar. ¿Qué educa a un partido revolucionario profundamente? En especial, los momentos revolucionarios, los momentos contrarrevolucionarios, y las lecciones que se saquen de ellos


Las distintas estrategias alternativas

Como decíamos al principio, podríamos decir que hay tres estrategias que han surgido de las revoluciones: además de la estrategia que surgió de la Revolución Rusa, la estrategia que surgió de la Revolución China y la estrategia que surgió de la Revolución Cubana. Hay otra estrategia, la del estancamiento de la revolución, la de los momentos pacíficos , es la transformación de la táctica electoral y sindical en estrategia. A esto Kautsky lo llamó “estrategia de desgaste”. En cierta medida, la interpretación que se ha hecho desde el reformismo del pensamiento del revolucionario italiano Antonio Gramsci sobre la “guerra de posiciones” combina aquellas tácticas con la lucha cultural y formula una nueva “guerra de desgaste” parecida a la que había formulado Kautsky. A estas estrategias tenemos que sumarles las del autonomismo y la del anarquismo. Analicemos cada una.

La guerra popular prolongada

Hubo otra gran revolución que fue la revolución China, esta es un subproducto de que una gran revolución obrera de los años ‘27 y ‘28 fue derrotada por los errores de la dirección stalinista y entonces las tropas campesinas de Mao fueron atacadas y se vieron obligadas a recorrer el país hasta que pudieron establecerse en el norte y ahí Mao empieza a hacer la política de guerra popular prolongada. La base de esta política no es sólo la crisis y la guerra en general sino la invasión del país por una potencia extranjera. Al ser invadida China por Japón eso crea una cierta unidad de todas las clases del país contra el invasor extranjero. De la experiencia de la Revolución China, Mao extrae las consecuencias de una nueva estrategia, la guerra popular prolongada. Esta plantea, que si estamos invadidos por un invasor extranjero, nuestra táctica es militar. Mao sostuvo que eran cuatro clases las que debían luchar contra los japoneses: la burguesía nacional, el proletariado, el campesinado y la pequeña burguesía urbana. El bloque de las cuatro clases, donde el sujeto fundamental era el campesinado. Mao sostenía que hay que hacer una revolución agraria que resuelva el problema de la falta de tierra para los campesinos y el hambre, crear un Estado unificado en China, luchando contra el extranjero. Estas tareas deben ser llevadas adelante por las cuatro clases. El proletariado participa en esa lucha como un integrante más en esa lucha contra el extranjero. La táctica es esencialmente militar, decía, si somos más débiles que el enemigo utilizamos el método de guerrilla, dar golpes sorpresa al enemigo y después retirarnos y mezclarnos con la población, Mao decía que el revolucionario debe nadar en el pueblo como el pez debe nadar en el agua. Por eso es la clave la acción de la guerrilla cuando somos débiles. A eso le llamaba etapa de defensiva estratégica. Hay una segunda etapa, cuando logramos construir un ejército de varios cientos de miles, entonces, liberamos sectores del territorio, y empieza una lucha entre los sectores que liberamos y los sectores que domina el imperialismo extranjero o en alianza con los sectores contrarrevolucionarios. A esta la llamaba etapa de equilibrio estratégico [1]. Hay una tercera etapa, la etapa final, donde construimos una fuerza abrumadora con respecto al enemigo, entonces, desde el campo les ocupamos las ciudades. A esta etapa la llamaba, etapa de ofensiva estratégica. Así fue la revolución China, de esa experiencia tanto Mao como los revolucionarios vietnamitas sacaron la teoría de la guerra popular prolongada.

Esta lucha es inminentemente militar, no hay órganos de autodeterminación de las masas, sino un ejército guerrillero. El Estado que surge, es un Estado basado en un ejército con base esencialmente campesina or lo tanto surge como Estado obrero burocratizado. Eso no quiere decir que si un país es invadido, o en otras condiciones especiales, no pueda aplicarse la táctica de la guerra de guerrillas, pero para los bolcheviques esta será siempre una táctica y no una estrategia. Como estrategia es opuesta a la de la revolución rusa, porque la estrategia de la revolución rusa tiende a que toda una clase, el proletariado, eleve su nivel político y se transforme en sujeto de su liberación. Como dice Marx en el Manifiesto Comunista: la liberación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos. La estrategia que surge de la revolución China, es que la revolución de los campesinos, luchando contra la burguesía imperialista y la gran burguesía nacional, sea la que dirija el bloque de las cuatro clases donde el partido que representa el proletariado, según Mao, y luego que termine la lucha contra el invasor extranjero, ajusta cuentas contra la burguesía en la guerra popular prolongada. Para el conjunto de los partidos maoístas, esta estrategia significó una variante de la “revolución por etapas” stalinista, es decir, que una primera revolución es común con la burguesía “nacional” o “patriótica” (incluso el PCR aquí busca también los “militares patrióticos”) que, como no existe, termina en aberraciones como el apoyo a Menem en el ’89.

Como decíamos, para nosotros, es una estrategia que surge no solamente de crisis y guerra en general; sino que surge como producto de invasiones como se dio en China invadida por Japón y luego en Vietnam invadido primero por Francia y después por EE.UU. Este método, el de la guerra popular prolongada, no es un método de revolución proletaria, es un método de lucha nacional cuyo sujeto principal es el campesinado, y que dice que como subproducto de esa lucha, si vencemos al enemigo, luego el proletariado luchara para hacer la revolución socialista o la revolución proletaria.

La estrategia del foco guerrillero

Hay una tercera estrategia en el siglo XX, que es la estrategia surgida con la Revolución Cubana, de una mala interpretación de la revolución cubana. Hay una interpretación que habla del asalto a la Moncada, que fueron derrotados, que vino la represión, que desde México después volvieron, etc. que los muestra como unos descolgados, que eran gente que cayó del aire. Sin embargo, ellos eran parte de un partido popular en Cuba. Igual que en China, con la reforma agraria, conseguían sumar a los campesinos al ejército y entonces, estos, apoyan el ejército guerrillero. Y al mismo tiempo, también, hay una relación con las ciudades donde se están desarrollando tendencias insurreccionales contra la dictadura de Batista. Las lecciones que sacan los revolucionarios cubanos y esencialmente Ernesto “Che” Guevara es que no hace falta ni crisis, guerra, ni siquiera la invasión del extranjero. Hace falta que haya un gobierno más o menos impopular y que los campesinos estén hambrientos. Con esas dos cosas hay que crear un foco, un grupo de revolucionarios que se estructura en el campo (o en la ciudad según la variante del foquismo urbano) y mediante acciones de propaganda armada, es decir, por ejemplo liquidando terratenientes, etc., esa misma formación del foco crea las condiciones para hacer la revolución. Bueno, el “Che” Guevara fracasó con esta teoría en Bolivia y cuando combatió en África, porque el foco no crea condiciones revolucionarias. O hay o no hay condiciones para la revolución. O hay crisis y guerras que puedan desatar la revolución o no las hay. Los revolucionarios no pueden inventar revoluciones, en última instancia es una concepción subjetivista que confía que los revolucionarios pueden crear las condiciones objetivas mediante la propaganda armada para hacer la revolución.
Como vemos, de las tres grandes revoluciones del siglo XX la Revolución rusa, la china y la cubana surgen estrategias para hacer la revolución. Estas son las grandes estrategias revolucionarias: la estrategia bolchevique basada en el proletariado, la de la guerra popular prolongada y la del foco, basadas en el campesinado y en un ejército guerrillero. Al estar basadas en un ejército tampoco desarrollan organismos de autoorganización de las masas. Por eso no hubo soviets en Cuba, porque es el ejército guerrillero el que toma el poder, en Cuba hay un partido único y un ejército. El “Che” Guevara que se opuso a la política del stalinismo que quería cooptar la revolución y que incluso planteó contra los estalinistas “revolución socialista o caricatura de revolución” tuvo el gran límite de no haber luchado por la democracia soviética en Cuba, por la democracia de los explotados, por los consejos obreros, porque las masas determinen qué se produce y cuánto se produce, qué relación quieren tener con Rusia. Si se hubieran movilizado las masas para conquistar este objetivo, Cuba, no sólo hubiera sido una revolución triunfante en nuestro continente sino que hubiera sido un faro mucho más luminoso para los explotados de América y el mundo.

La “estrategia” de desgaste

Frente a esas tres estrategias que surgen de las revoluciones, está la formulación de Kautsky de “estrategia de desgaste”, surgida de la ausencia de revolución, mediante la cual se transforma la táctica de participar en elecciones y participar en sindicatos en estrategia.

Hace treinta años que no hay revolución en el mundo; hay levantamientos, como en Bolivia, como en Venezuela, como en Argentina en el 2001, pero revoluciones proletarias clásicas y mucho menos triunfantes no hay desde hace 25 ó 30 años. Las últimas grandes revoluciones “clásicas” derrotadas fueron las que culminaron con los Cordones Industriales en Chile bajo Salvador Allende; la Revolución Boliviana del 71 que dio origen a la Asamblea Popular, un organismo semisoviético; la revolución que culminó con huelga general en Uruguay y que fuera derrotada en el 73, el proceso revolucionario que se inició en la Argentina con el Cordobazo, que pasó por las Coordinadoras Interfabriles y concluyó con el golpe genocida del ’76; y la gran revolución que volvió en el centro y que fue una revolución clásica, la gran Revolución portuguesa de 1974 que se combinó con las guerras antiimperialistas que libraban las colonias africanas de aquel país. Desde ahí, sólo ha habido revoluciones políticas, que se hicieron contra la burocracia stalinista, como en Polonia en los años 80, pero más bien revoluciones clásicas anticapitalistas no ha habido desde aquella época, o sea que hace 25 ó 30 años que no hay revoluciones. Aunque ha habido otras revoluciones, que no han sido clásicas, como la nicaragüense, o la salvadoreña, o la revolución iraní que surgieron a fines de la década del setenta.
En este marco la ilusión de la “estrategia de desgaste” dice que participando de las elecciones, ganando sindicatos, participando de manifestaciones de masas, etc. vamos desgastando el poder del enemigo hasta llegar un momento en que nos podamos imponer al poder del enemigo, por eso “estrategia de desgaste”, entonces todo aquel que participa y gana comisiones internas en un sindicato y participa en las elecciones opina que está teniendo una “estrategia de desgaste”, en términos generales el que termina desgastándose es él en general si esto no esta ligado a una estrategia mayor.

Como se desprende de los que decía al principio, el que no piensa en términos estratégicos y piensa en términos tácticos crea una puerta abierta a todo tipo de arribismo. Una cuestión es pensar que la táctica está ligada a la estrategia, pero la táctica está dominada por la estrategia. Si la táctica no está dominada por la estrategia los revolucionarios podemos transformarnos en una escuela de arribismo. Algunos partidos reformistas, como por ejemplo, el Partido Comunista Argentino ha sido uno de los que más cuadros le ha dado a la burguesía a lo largo de su historia, es decir, todos los cuadros del Frepaso, desde Aníbal Ibarra, etc. pasaron por el Partido Comunista Argentino. Entonces los que luchan tácticamente y no conciben la táctica subordinada a la estrategia están generando arribistas pequeñoburgueses.

Como lo demostró en su momento el mismo Kautsky con su apoyo al imperialismo alemán en la primera guerra mundial, en la época de crisis, guerras y revoluciones este camino lleva, más temprano que tarde a la completa bancarrota.

Autonomismo y anarquismo

Hay una quinta estrategia que es la de los autonomistas, que dicen que podemos estar “más allá” del Estado y sus instituciones, construir en los márgenes del sistema nuevas relaciones sociales. Sin embargo, el Estado actúa sobre los movimientos sociales más allá de las intenciones de quienes los integran. Actúa tanto a través de la represión como de la cooptación. Un ejemplo de esto es el subcomandante Marcos, a él no lo aplastaron pero lo dejaron aislado en la selva Lacandona y no consiguió sacar del hambre, la miseria, la falta de cultura a la población, aunque consiguió algunas reivindicaciones. Aparte no se une con los trabajadores que forman parte de los cien millones de mexicanos de los cuales cuarenta millones son trabajadores, al no unirse con ellos esa estrategia autonomista es una estrategia que lleva a un callejón sin salida.

La estrategia anarquista, tiene puntos en común con la estrategia bolchevique, pero ellos opinan que ni bien se toma el poder hay que liquidar el Estado y hacer “una asociación de productores libres asociados”, o una unión de cooperativas, porque hacerse cargo del poder y empezar a planificar la economía sería darle el poder al burócrata. Estas teorías autonomistas y anarquistas no tienen en cuenta que hay una economía y una política dirigida por el imperialismo mundial, y que eso plantea la posibilidad cierta del aislamiento económico y de ataques militares del imperialismo coaligado con los remanentes de las fuerzas burguesas derrotadas. Y que entonces ningún tipo de experimento se puede hacer si no se crea un nuevo Estado basado en la democracia soviética con milicias, e inclusive si es necesario con un ejército propio, para derrotar al ejército de la burguesía y estar preparados para la planificación de la economía y para la guerra revolucionaria. La toma del poder en un país, sobre todo si es atrasado, no puede ser más que una trinchera al servicio del desarrollo de la revolución socialista internacional.

Creemos que discutir las estrategias de la guerra popular prolongada, la del foquismo y la estrategia de la revolución proletaria o las otras estrategias es la forma de rendirle homenaje a la Revolución Rusa. Lo que quiero es introducir la discusión de estrategia, para que por ejemplo los compañeros obreros no piensen sólo en sus fábricas, los estudiantes no piensen sólo en sus colegios o facultades, los compañeros que están en barriadas obreras no piensen sólo en trabajo barrial, etc., sino que piensen cada uno en sus trabajos como instrumentos tácticos para el único arte de los revolucionarios, que es el arte de triunfar. Como decía el “Che” la tarea de los revolucionarios es hacer la revolución. Esto implica que la tarea de los revolucionarios es prepararse para hacer la revolución, es prepararse para vencer. Todo lo demás, aunque hay que darle mucha importancia al trabajo en el movimiento obrero, al trabajo estudiantil, al trabajo electoral, etc., es táctico. Tienen que estar dirigidas por la estrategia, que es el arte de hacerse con el mando. Es decir, el arte de vencer.

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  • [1A fines de la Segunda Guerra mundial, Mao fiel a su política frentepopulista del bloque de las cuatro clases estaba capitulando en su programa de reforma agraria radical para no incomodar a sus aliados contra el invasor japonés, los generales de Chiang Kai-shek, que a su vez eran grandes terratenientes. Esto estaba alterando el “equilibrio estratégico” en contra de Mao, ya que esos terratenientes le “agradecían” avanzando sobre su territorio para liquidarlo. Recién en el otoño de 1946 Mao permitió a los campesinos tomar la tierra de los generales “aliados” y esto impulsó la ofensiva estratégica que le permitió entrar en Pekín en enero del ’49.

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