Estrategia Internacional N° 9
Julio/Agosto  - 1998

KOSOVO ENFRENTA LA OPRESIÓN GRAN SERBIA Y LOS ACUERDOS DE DAYTON

Gabriela Liszt

La lucha de los albaneses kosovares contra la opresión gran serbia se está transformando en una abierta guerra de liberación nacional en el corazón del continente europeo. Los acuerdos de Dayton, de 1995, diseñados por el imperialismo para "pacificar" la región luego de la guerra contra Bosnia, consagrando su partición en favor de las burocracias restauracionistas gran serbia y gran croata y reafirmando la pertenencia de la provincia de Kosovo a Yugoslavia, están a punto de estallar.

El fracaso de las negociaciones impulsadas por el imperialismo entre Rugova (el presidente no reconocido de la no reconocida República de Kosovo) y Milosevic, y las continuas provocaciones serbias, incluso en territorio de la vecina Albania, llevaron a la extensión y radicalización de la lucha nacional. Ya hay cerca de 500 muertos. Los ataques serbios con vehículos blindados, gases, morteros a poblaciones enteras han hecho huir a casi 100.000 mujeres, niños y ancianos, hambrientos y heridos, hacia Pristina, la capital, o hacia la vecina Albania, donde la solidaridad crece día a día. El resto de los hombres, jóvenes y viejos, se quedan en los pueblos fantasmas para defender su tierra con las armas. La mayoría se declara adherente al ELK (Ejército de Liberación del Kosovo) ya que, ante el fracaso del "pacifismo" de Rugova, es visto por la población como la única fuerza que enfrenta la agresión serbia y lucha consecuentemente por la independencia. Como resultado del enfrentamiento cuerpo a cuerpo entre la policía, el ejército y los paramilitares serbios con los albaneses kosovares armados, por el control de los pueblos y carreteras, la guerrila del ELK ya ocupó (según la prensa internacional) el 40% del territorio kosovar. Aunque hasta ahora tienen bajo su dominio pequeños pueblos, ya han comenzado las batallas por las ciudades más importantes. En Orahovac, una ciudad cercana a Pristina y a Albania, los combates terminaron con una derrota del ELK, aunque 50 agentes serbios fueron tomados como rehenes. Según un alto oficial serbio, su preocupación no era Orahovac, sino que pronto tendrían una escalada en toda la provincia.

El gran temor de las potencias imperialistas, que el conflicto se extendiera más allá de las fronteras de Kosovo y especialmente hacia Albania (donde la revolución del 97 fue desviada pero no desarmada), ya comienza a ser una realidad. Es en la frontera con Albania donde se suceden diariamente los mayores enfrentamientos. El ejército serbio está sobrepasado en una zona donde junto al desfile continuo de cientos de refugiados, pasan los cargamentos de armamento enviado por los albaneses. Decenas de albaneses, que cruzaron la frontera para unirse a la lucha junto a sus hermanos kosovares, ya han muerto bajo las balas serbias. El sábado 18/7, según la prensa internacional, mil combatientes armados intentaron ingresar a Kosovo. En el enfrentamiento con los serbios murieron 110, pero 200 lograron su objetivo. La escalada ya provocó un mayor enfrentamiento entre Milosevic y el gobierno albanés, acusado por el primero de ser "demasiado permisivo con los terroristas".

Si el carnicero Milosevic aún puede desangrar al pueblo kosovar, es por el sostén que, desde los acuerdos de Dayton, le dieron las potencias imperialistas y la burocracia rusa. Mientras reafirmaron una y otra vez su oposición a la independencia del Kosovo y al "terrorismo" del ELK, le ofrecieron a Milosevic numerosos canales de negociación, mientras este continuaba reprimiendo. Las amenazas de intervención militar (principalmente de EEUU) tenían el objetivo de presionar a Milosevic para que no se "exceda" en la represión, negocie una relativa autonomía y evite una mayor extensión del conflicto. Los roces entre EEUU, la UE y Rusia, la intransigencia de Milosevic y la radicalización de los kosovares han hecho fracasar esta política. Pero una intervención militar podría avivar aún más el polvorín de los Balcanes. El imperialismo italiano, temeroso de una oleada de refugiados y de una nueva revolución albanesa, acaba de expulsar a 200 refugiados kosovares. Alemania, que tiene una gran cantidad de refugiados bosnios y kosovares, alimenta los mismos temores.

La reciente demostración de fuerzas de la OTAN, con la intervención conjunta de 13 países, sobre las fronteras con Albania y Macedonia, la instalación permanente de dos buques de guerra en el puerto de Durres (Albania) demuestran que las "amenazas militares" imperialistas están dirigidas especialmente contra los radicalizados albaneses y no contra los opresores genocidas serbios.

Para lograr su independencia, los kosovares necesitan unir su lucha con la de todos los pueblos que sufren la opresión gran serbia y gran croata para tirar abajo los reaccionarios acuerdos de Dayton, echar a las tropas serbias y a las tropas imperialistas que están para sostener a Milosevic. Necesitan llamar al pueblo serbio, donde las madres de los soldados comienzan a manifestarse contra la guerra, a pronunciarse por su autodeterminación. Los marxistas revolucionarios defendemos incondicionalmente el derecho a la autodeterminación del pueblo kosovar, ya sea si su decisión es formar una República independiente o unificarse con Albania (incluso con los albaneses de Macedonia y Montenegro). Pero a la vez que defendemos este derecho, luchamos por un Kosovo independiente, obrero y socialista en el camino de una Federación de Repúblicas Socialistas de los Balcanes, la única forma de impedir que nuevas direcciones restauracionistas aten al Kosovo al carro de alguna potencia imperialista.