FT-CI

Italia

Pogrom antigitanos, agresiones fascistas y represión

04/06/2008

Crece un preocupante clima de racismo, xenofobia y reacción en Italia, alentado por Berlusconi y preparado por la “oposición” de centro izquierda cuando estaba en el gobierno.

Los pogrom anti-Rom (anti-gitanos) de Ponticelli (periferia de Nápoles) dejaron en claro por de una parte adónde lleva la bronca popular canalizada en clave racista y xenófoba. Por otra, de qué lado estaban las fuerzas de policía que asistieron impasibles a lo que estaba sucediendo, vigilando sólo que la muchedumbre “se contentara” con quemar los asentamientos y no llegara a linchar a la pobre gente que intentaba huir con los niños y sus pocos bienes cargados en los hombros.

Pocos días después, el gobierno adoptaba en la misma ciudad un “paquete seguridad”, en gran parte inspirado en el proyecto de ley adoptado hace unos meses por el ex gobierno Prodi con el pleno apoyo de la “izquierda radical” (Refundación Comunista-PRC, Comunistas italianos-PdCI y Verdes) [1]. Se reafirma con aquel paquete que Berlusconi y sus aliados derechistas pretenden perfilarse como un gobierno duro dispuesto a llevar hasta las últimas consecuencias el discurso sobre la “seguridad” y el “problema inmigración” en el que se centró tanto el centro derecha (Pueblo de las Libertades, PdL [2], y Liga Norte) como el centro izquierda (Partido Demócrata-PD, de Veltroni e Italia de los Valores-IdV, de Di Pietro) en la última campaña electoral.

En el marco de aquel creciente clima reaccionario, no tardaron en manifestarse brutalmente las consecuencias de las medidas adoptadas con el sostén tácito de la oposición del PD. Mientras que en Chiaiano, siempre en la periferia de Nápoles, la policía que había asistido a los pogrom antigitanos, cargaba violentamente contra los manifestantes de aquel barrio periférico que protestaban en contra de la apertura de un vertedero en la zona, erigiendo barricadas a pesar de una brutal represión en el cual terminaron heridos ancianos y niños, una banda fascista destruía impunemente vitrinas de negocios asiáticos en uno de los históricos barrios “rojos” de Roma. Tres días después, el martes 27 de mayo, un comando de Forza Nuova [3], partido fascista, agredía con cuchillos y palos a estudiantes de La Sapienza en las afueras de la facultad de Roma, histórico baluarte de izquierda en los ‘60 y ‘70.

Aunque tardó en ponerse en pie una respuesta por parte de la vanguardia de clase y los sectores más avanzados de la juventud después de los pogrom antigitanos de Nápoles y otras ciudades, se estructuraron algunas protestas después de las agresiones policíacas y fascistas de los últimos días, sin ningún apoyo por parte de las confederaciones sindicales que después de haber sostenido las medidas antiproletarias y antipopulares de Prodi, se postulan como interlocutores responsables del gobierno Berlusconi. Ni vale la pena subrayar que la “oposición parlamentaria” del PD brilló más que nada por su pleno apoyo a la política de mano dura de Berlusconi, contentándose con pedir que la policía no pegue demasiado duro y sin tampoco recalcar que los actos de violencia perpetrados en los últimos días por grupos de extrema derecha (que en ningún momento caracterizó como racistas y fascistas) no eran en realidad más que la consecuencia de la política reaccionaria del gobierno y de sus discursos xenófobos. Intentaremos, a continuación, caracterizar la situación italiana a pocos días de la constitución formal del gobierno Berlusconi, ilustrando por otra parte cuáles son las respuestas que intenta estructurar la oposición de clase en semejante contexto.

Los pogrom de Nápoles

En Ponticelli, una de las barriadas ultradegradadas de la periferia Este de Nápoles, los pogrom organizados para desalojar los asentamientos gitanos, en los cuales se hacinaban en condiciones precarias Rom rumanos, empezaron a mitad de mayo luego de una fallido secuestro de una criatura por parte de una gitana menor de edad. La noticia se difundió como reguero de pólvora, inflada luego a nivel nacional por las agencias de prensa y los medios de comunicación, sobre todo cuando se trata de sucesos que abarcan a inmigrantes extracomunitarios y a Rom en particular, llevándole la corriente a la propaganda política de centro derecha como de centro izquierda que intenta convertir a sectores bien específicos del proletariado inmigrante en chivos expiatorios. Esta vez sin embargo, la situación se le escapó de las manos tanto al gobierno como a las autoridades locales y a la prensa. Centenares de personas se lanzaron al ataque de los campos Rom en Nápoles, en pleno día. Bajo la mirada cómplice de las fuerzas de policía que brillaron por su inacción y su pasividad (presenciando los pogrom sólo para que la muchedumbre no linchara directamente a los Rom, lo que hubiera significado un salto intolerable para las autoridades), los habitantes destruyeron con bombas molotov las habitaciones de lata y planchas de madera que componían los seis campos de Ponticelli [4].

Semejantes acontecimientos generaron un importante revuelo mediático en Europa y la protesta formal de Bruselas por más que los ministros de la UE en aquellos días se aprestaban a votar una serie de medidas comunitarias para “armonizar”, es decir empeorar, las leyes migratorias en Europa. Sectores del stablishment italiano, con la complicidad del centro izquierda, de las confederaciones sindicales, la Iglesia y la prensa, se contentaron con apaciguar lo acontecido. Las autoridades locales y regionales llegaron incluso a plantear que la “cólera” popular había sido instrumentalizada por la mafia napolitana, particularmente activa y presente en la zona. Los días siguientes sin embargo, varias localidades de Italia como Novara, Génova, Milán o incluso Roma, fueron escenario de episodios similares, localidades en las cuales la camorra napolitana por obvias razones geográficas, no está presente y no se la puede acusar.

En un clima de crisis social y económica que asola el país [5], si el descontento popular se plasmó en clave populista y reaccionaria en el voto a la alianza derechista liderada por Berlusconi en las últimas elecciones anticipadas, esta vez operó un nuevo salto tal como lo atestigua el brutal y preocupante desencadenamiento de violencia racista anti Rom de Ponticelli [6].

Los inmigrantes en Italia y la inmigración del Este de Europa en particular

Italia, tanto como otros países de la cuenca mediterránea como España o Portugal, históricas naciones de inmigración hacia los países de Europa del Norte (Alemania, Bélgica, Francia) o de inmigración interna (desde Mezzogiorno hacia el triángulo industrial Génova-Turín-Milán en el caso italiano), pasaron a ser en los últimos años países con importante inmigración externa, modificando profundamente la morfología de sus clases subalternas, convirtiéndose el proletariado inmigrante en un componente importante de su mano de obra. Hoy en día, Italia cuenta con más de 3,5 millones de inmigrantes (el 5,8% de la población), una cifra que aumentó el año pasado con la llegada de casi 700.000 inmigrantes, la tasa más alta en Europa después de España [7].

Esto no sólo tiene que ver con la ubicación geográfica de aquellos países que figuran entre las principales “puertas de entrada” de la inmigración legal o clandestina con destino a Europa. Se debe también al reforzamiento de la penetración del capital imperialista de aquellos países en la periferia económica, siendo por ejemplo uno de los más llamativos la emigración latinoamericana hacia el Estado Español.

Si nos remitimos más particularmente al caso italiano, esta situación está también en gran parte vinculada a las importantes mutaciones ocurridas en los países de Europa del Este en la última década: la restauración capitalista en Europa oriental llevó a una recolonización de aquellos países, histórico patio interno semicolonial de Berlín, París o Roma durante la última parte del Siglo XIX y la primera mitad del Siglo XX. Esto permitió el afianzamiento de las multinacionales y de los capitales occidentales en la región, convirtiendo por ejemplo a Italia en uno de los principales inversores extranjeros en Rumania y Bulgaria, llegando a controlar importantes sectores económicos, desde la confección textil hasta las empresas tercerizadas de la industria automovilística.

Esta presencia económica también tiene su expresión en el plano militar. Cuando el proceso de restauración y de desmantelamiento no se llevó a cabo en forma “pacífica” sino con sobresaltos violentos, los gobiernos imperialistas de Europa occidental no vacilaron en intervenir militarmente como se vio con la intervención militar italiana durante la crisis económica albanesa en 1997 o durante las guerras balcánicas y la agresión a Serbia en 1999. Hoy en día Italia aún mantiene un importante contingente de ocupación en la región en el marco de la NATO, la ONU o la UE (Kosovo, aguas territoriales albanesas y Albania, Bosnia-Herzegovina).

Aquella semicolonización, que estuvo acompañada por la integración a la UE de una parte de aquellos países, generó también un importante flujo migratorio hacia Europa occidental, una inmigración forzada de millones de trabajadores y trabajadoras y sus familias, temporánea o permanente, en busca de una mejora de sus condiciones de vida y funcional a los intereses de las patronales europeas para disponer de una mano de obra altamente calificada y fácilmente presionable. Los inmigrantes de Europa del Este, tanto comunitarios como extracomunitarios, llegaron por ejemplo a superar en el caso de Italia en términos cuantitativos a los de la primera oleada migratoria de los ’80, principalmente provenientes de África del Norte o algunos países asiáticos como Filipinas y Bangladesh [8]. Los trabajadores inmigrantes y sus familias, que hoy en día superan los 3,5 millones en la península itálica, alimentan un ejército de reserva que sustenta sectores centrales de la vida económica del país, tanto en los servicios como en la industria, la construcción y la agricultura. Si tomamos el caso de la capital del país, Roma, es en una comunidad de 20.000 rumanos que la patronal recluta a los trabajadores en negro que trabajan para las empresas tercerizadas de la construcción de la tercera línea de subte de la capital. De la misma forma, es entre los 15.000 Bengaleses que se contrata a los trabajadores para la restauración o limpieza sin la cual la industria turística romana, una de las metas turísticas más importantes a nivel mundial, no podría funcionar.

El conjunto de las leyes (Turco-Napolitano y Bossi-Fini) votadas por los precedentes gobiernos tanto de centro izquierda como de centro derecha (y que los amigos “comunistas” de Prodi que gobernaron durante más de veinte meses ni tocaron aunque habían prometido abrogarlas), no tiene como meta la de acabar con la inmigración. Son leyes funcionales al discurso demagógico y racista de la clase política italiana, exacerbado en el caso de los aliados derechistas de Berlusconi de la Liga Norte por más que las pymes de la parte septentrional del país, la base electoral de la Liga, amontonan pingües ganancias gracias a la sobreexplotación de la mano de obra inmigrante. Son por otra parte funcionales a las necesidades de la patronal que no puede prescindir de aquella mano de obra y saca provecho de una mano de obra que vive con el terror de la expulsión y es por consiguiente mucho más presionable, haciendo más difícil aún cualquier posible unificación de clase entre el proletariado italiano y extranjero.

Al mismo tiempo como planteábamos más arriba, el discurso populista del centro derecha (y que retomó cada vez más en forma descarada el centro izquierda en los últimos meses) sirve para convertir, en caso de necesidad, a los inmigrantes en chivos expiatorios para canalizar la frustración de sectores enteros de la población. Esto se puede aplicar en particular a todos aquellos sectores del proletariado inmigrante poco insertado o marginado de los circuitos económicos más importantes. Este es el caso por ejemplo de los Rom, que se ocupan mayormente de actividades periféricas como el reciclaje de los escombros de las obras de construcción, trabajan de vendedores ambulantes, sobreviven pidiendo limosna, etc., y que constituyen el sector más oprimido del proletariado inmigrante en Italia [9].

Cómo el ex gobierno Prodi abonó el terreno al racismo y la xenofobia de las que sacó provecho el "Cavalliere" en las últimas elecciones

En los últimos meses, mientras la burocracia sindical iba cubriendo las medidas antiobreras que estaba adoptando el gobierno Prodi de centro izquierda, la derechización del discurso y del debate político en clave populista no solo por la oposición berlusconiana de aquel entonces sino también por las fuerzas de centro izquierda, tenía como meta principal ocultar las raíces de los mecanismos de la crisis actual que golpea Italia y canalizar por otra parte el malestar popular latente en clave reaccionaria. El discurso antiinmigración constituyó un eje central de aquel giro a la derecha acompañado más específicamente por una feroz campaña anti-rom, a imagen y semejanza de la campaña anti-albaneses que hizo estragos en Italia a mediados de los ’90 en un momento de estancamiento de la economía italiana [10].

Basta pensar en cómo, mientras se orquestaba la enésima contrarreforma del Estado Bienestar (Reforma Damiano) en julio del año pasado, el precedente gobierno de centro izquierda no vacilaba en adoptar, con el beneplácito de la “izquierda radical” de gobierno (PRC, Verdes, etc.) un “paquete seguridad” que en buena medida retomó Berusconi. Con aquellas medidas, limpiabotas y vendedores ambulantes extranjeros indocumentados se transformaban en la fuente de los problemas de “seguridad” del país. De esta forma Prodi pretendía (y logró parcialmente) desplazar artificialmente el eje del debate político y social. Es de notar que en última instancia el centro izquierda y sus aliados “radicales” pagaron caro aquellas maniobras ya que abrieron el camino a la derecha que se apoderó con todo de esta temática centrando buena parte de la campaña electoral en aquel aspecto. Montándose en aquella campaña, terminó ganando en este punto tanto a nivel nacional como en las elecciones municipales la heteróclita y populista coalición de centro derecha liderada por Berlusconi integrada por los post-fascistas de Alianza Nacional y la racista Liga Norte, formaciones a las cuales el centro izquierda en el gobierno y a través de su discurso, había llevado la corriente [11]. No es para maravillarse si aquellas formaciones derechistas afianzaron en forma preocupante su peso electoral en sectores populares y obreros, aquéllos que vimos en Ponticelli estos últimos días o los que protagonizan las “rondas padanas” promovidas por la Liga Norte [12].

La especificidad del actual giro a derecha

El discurso del nuevo gobierno alentó una serie de tendencias extremistas tanto dentro de la coalición como fuera de ella entre los sectores más derechistas que formalmente no la apoyaron en las elecciones, como es el caso por ejemplo de La Destra-Fiamma Tricolore, una organización claramente fascista liderada por Storacce, ex cabecilla de Alianza Nacional, o Forza Nuova.

Al interior del gobierno las distintas tendencias presentes dentro del PdL y de la Liga Norte intentan diferenciarse unas de otras con la orientación más derechista posible. Si el ministro del Interior Maroni de la Liga anunció la creación de un “delito de inmigración clandestina” tal como existe en EE.UU. [13], el ministro de la Defensa La Russa (AN) se apresuró a anunciar la constitución de patrullas mixtas entre policía y ejército para luchar contra la inmigración ilegal [14]. Al mismo tiempo, en el seno de la Liga, Calderoli intenta ir más allá que Maroni pidiendo la suspensión del Tratado de Schengen de la UE sobre la libre circulación de los ciudadanos europeos en el caso de los Rom y de los Rumanos.

El gobierno de centro derecha recientemente conformado, multiplicó al mismo tiempo operaciones policíacas que pretenden ser golpes de efecto para mostrar que se estaría tratando de resolver por las buenas o por las malas los problemas del país sintetizados en una sola palabra: “inmigración”. Como lo acaba de plantear Berlusconi en el primer Consejo de ministros extraordinario llevado a cabo en una Nápoles colmada de basura y blindada por las fuerzas de represión para repeler las manifestaciones de protesta, “el derecho de los Italianos es el de no tener miedo”. No el miedo a la desocupación, a los salarios cada vez más carcomidos por la inflación o a los problemas de seguridad en los lugares de trabajo, donde mueren tres obreros por día. Para Berlusconi, el problema central es el miedo a los inmigrantes. Lo volvió a recalcar como primer gesto político de la legislatura en un Consejo de ministros que adoptó como medida central el nuevo “paquete seguridad” que generó no pocas tensiones en el seno de un gabinete en el cual la palabra de ‘orden’ es la que logra más demagogia reaccionaria y racista para responder a su base electoral.

Preocupación de los sectores más clarividentes de la burguesía italiana y del stablishment europeo

Si, obviamente, los primeros en pagar el precio de semejante giro a la derecha son los sectores más expuestos y oprimidos de las clases subalternas, empezando por los inmigrantes, esta situación no deja de preocupar a los sectores más clarividentes de la burguesía italiana tanto como al stablishment europeo. Por más que la prensa italiana en su gran mayoría haya intentado restar importancia a lo acaecido en Nápoles, los sectores más liberales observan con preocupación tanto la evolución del discurso populista de Berlusconi (que intentó perfilarse en los primeros debates en la Cámara como hombre de diálogo con la oposición mientras que demostró en el Consejo de ministro de Nápoles que resulta extremadamente presionable por sus aliados más derechistas) como lo ocurrido en Nápoles, que no es más que la confirmación de lo explosivo de la situación social en algunas áreas del país.

Al mismo tiempo no ocultaron su preocupación algunos de los principales representantes del stablishment europeo en relación a la situación italiana o a las vociferaciones de los ministros de la Liga en contra del Tratado de Schengen, tanto como sus tomas de posición más antieuropeístas. Lo dejaron en claro las (hipócritas) declaraciones de los ministros españoles sobre la política racista del gobierno Berlusconi [15]. Lo atestigua también la inquietud de la cual se hicieron portavoz las portadas de los principales diarios europeos o el debate promovido por el Parlamento europeo sobre la cuestión Rom. El peligro no sólo es que los acontecimientos de Nápoles o las presiones de la Liga lleven a situaciones que escapen completamente de las manos a sus principales artífices ideológicos, es decir al gobierno de centro derecha italiano. Resultan ser además, la confirmación del carácter heteróclita y populista de la coalición berlusconiana que ya demostró durante la penúltima legislatura (2001-2006) su incapacidad de reestructurar el capitalismo italiano y llevar adelante las reformas pregonadas por la burguesía.

La multiplicación de las agresiones fascistas en los últimos días

Todo esto obviamente favorece un clima de tensión en el cual intervienen sectores afines al gobierno o más a la derecha y que la coalición berlusconiana no controla del todo.

El discurso procatólico y retrógrado del gobierno, en defensa de la familia y a favor de la derogación de la ley 194 sobre el derecho al aborto (que cumple estos días 30 años), alimenta toda clase de campañas reaccionarias promovidas por el Vaticano. Favoreció al mismo tiempo, apenas tres días luego de la victoria de Berlusconi, el ataque llevado a cabo por una “squadra” fascista al Centro de Cultura Homosexual Mario Mieli de Roma. Semejantes operaciones punitivas se multiplicaron luego tomando como blanco a representantes de la comunidad homosexual o travestis, en particular modo en la capital.

De igual forma, si es la orientación claramente xenófoba y racista la que abonó el terreno que llevó a los pogrom de los últimos días en Nápoles y otras ciudades, se multiplicaron al mismo tiempo los ataques perpetrados por grupos fascistas. Nos contentaremos con dos preocupantes ejemplos.

En uno de los históricos barrios rojos de Roma, a pocas cuadras de la calle en la cual Rosselini rodó “Roma ciudad abierta”, homenaje a la resistencia antifascista, una banda de veinte fascistas destrozó a palazos, el sábado 24 de mayo a las cuatro de la tarde, tres negocios atendidos por comerciantes asiáticos, hiriendo a un joven bengalés.
Semejante escena se repitió el martes 27 de mayo en las afueras de la Universidad, esta vez contra jóvenes activistas universitarios de izquierda. Un comando liderado por el cabecilla romano de Forza Nuova (FN) atacó a estudiantes de izquierda que pegaban carteles de protesta contra una conferencia revisionista y negacionista sobre la Segunda Guerra Mundial que pretendía organizar FN, autorizada en un primer momento, en nombre de la “libertad de pensamiento”, por las autoridades universitarias. Los estudiantes heridos terminaron detenidos en el hospital en el cual habían sido internados, como si lo acaecido hubiera sido una “pelea agravada” (cargos de la acusación con la cual se ordenó el procesamiento inmediato de los dos estudiantes heridos y de tres de sus agresores detenidos) entre bandas extremistas... Al mismo tiempo, se celebraba en el Parlamento, el 20 aniversario de la muerte de Giorgio Almirante, importante funcionario de la República pro-nazi de Salಠinstaurada por Mussolini en el Norte del país entre el ‘43 y el ‘45 y miembro fundador del fascista Movimiento Social Italiano del cual provienen numerosos cabecillas del actual partido de Berlusconi, empezando por el Presidente de la Cámara Fini. Aquel aniversario, preparado cuando Bertinotti aún era presidente de la Cámara, contó con la participación tanto del centro derecha como del centro izquierda mientras Alemanno, el actual alcalde de Roma que pretende bautizar una calle de la capital con el nombre de su padrino político, Almirante, se explayaba en contra de “los extremistas de izquierda que son los que crean problemas en la universidad” [16] .

La brutal represión de la pueblada de Chiaiano (Nápoles) del 24 de mayo

En la zona de Nápoles continúa, mientras tanto, la llamada “emergencia basura”. Miles de toneladas de basura siguen amontonándose en las calles del enorme polo urbano napolitano, resultado de años de pacto mafioso entre el empresariado local y la clase política. Más aún, como lo demuestran las acusaciones publicadas el 27 de mayo por una parte de la magistratura napolitana, el problema hunde sus raíces en las vinculaciones entre el Ejecutivo nacional, tanto de centro derecha como de centro izquierda, y sectores mafiosos. La región de Nápoles, intervenida en relación a la cuestión basura desde hace una década y media, sigue enfrentando los mismos problemas a pesar de las promesas hechas por Roma acerca del tratamiento de los residuos [17].

Ante semejante situación que desembocó en los últimos meses en las imágenes que todos conocemos (montones de basura acumuladas en las calles, al lado de las escuelas, de los hospitales, etc.), sectores de la población empezaron a organizarse tanto para protestar como para oponerse a la construcción de nuevos vertederos en las zonas urbanas. Berlusconi decidió con el “paquete seguridad” militarizar las zonas estudiadas en las cuales se abrirían los nuevos vertederos sin siquiera dialogar con la población y los comités locales de vecinos. Si los primeros blancos de la política berlusconiana son los inmigrantes, inmediatamente después vienen los movimientos sociales de oposición, preparando el terreno a un ataque de mayor envergadura contra el conjunto del movimiento obrero. Los acontecimientos de Chiaiano desde este ángulo son tristemente paradigmáticos.

La misma policía que había presenciado los pogrom de Ponticelli es la que recibió la orden de reprimir la pueblada de Chiaiano, en la periferia sureste de Nápoles. En aquella localidad popular densamente poblada, los habitantes se opusieron inmediatamente a la decisión tomada por el gobierno de abrir un vertedero en las inmediaciones de la aglomeración. Se reunió el viernes 23 una asamblea permanente en la plaza principal de la localidad con el objetivo de oponerse al ingreso de las fuerzas de policía que habían de escoltar a los geólogos y “especialistas” nombrados por el gobierno para legitimar “científicamente” la decisión gubernamental insistiendo en la ausencia de riesgos para la población. La represión empezó aquel mismo día y prosiguió el día siguiente mientras los habitantes construían barricadas en la carretera principal con tachos de basura y alambres para impedir el avance de las fuerzas de represión.

Vale la pena aclarar, a estas alturas, que el prefecto encargado de la cuestión basura en Nápoles no es nada menos que De Gennaro, el ex responsable de la policía durante la represión de las jornadas de Génova en 2001 que le costaron la vida a Carlo Giuliani. Tanto De Gennaro como Bertolaso, actual representante del gobierno, fueron nombrados por el gobierno Prodi. Por añadidura como dio a conocer el 27 de mayo la prensa, estrechos colaboradores de Bertolaso junto con el actual prefecto de Nápoles, Pansa, son acusados de pacto mafioso en relación al tratamiento de los residuos del cual sacan enormes ganancias las empresas de construcción y de reciclaje. Ésta es la gente encargada de solucionar la “emergencia basura” en Nápoles y que coordinó el ataque a los habitantes de Chiaiano a pesar de una heroica resistencia durante la cual hasta ancianos y niños participaron y terminaron heridos. Aislados ante el frente único gobierno-patronal-oposición-sindicatos que apoya las medidas berlusconianas, tuvieron que levantar las barricadas, lo cual no significa, sin embargo, que haya bajado el nivel de tensión en varias zonas de la periferia napolitana y de la región [18].

En todo caso, si el “paquete seguridad” tiene como primer objetivo golpear a los inmigrantes en clave populista, presionándolos, haciendo más difícil cualquier tipo de unidad de clase entre proletarios italianos y extranjeros, facilitando las operaciones policíacas puntuales contra los clandestinos, se estrenó también reprimiendo brutalmente a quienes se oponen a la política anti-ambientalista y mafiosa de Berlusconi, dejando a las claras lo que el centro derecha italiano es capaz de hacer. Tampoco había tardado en demostrarlo Berlusconi en julio de 2001, a pocos meses de haber llegado al gobierno por segunda vez, durante las manifestaciones de protesta contra la cumbre del G8 en Génova...

El centro izquierda, la Iglesia y la burocracia sindical respaldan en última instancia la política racista y reaccionaria de Berlusconi, alimentando más aún el giro derechista

En este contexto, como era de esperarse tomando en cuenta la orientación política del centro izquierda italiano inclusive estando en la oposición, lejos de escandalizarse ante el estallido de odio anti-rom de Nápoles o la represión en Chiaiano, el PD de Veltroni se destacó por su sostén completo al gobierno.

En el caso de los pogrom anti-rom se contentó con retomar las posiciones de la Conferencia Episcopal Italiana que juega, a través de la exMargarita democristiana, un papel fundamental en el recién conformado PD: “con la cólera y la violencia no se llega a ninguna parte”... Mejor promover soluciones “legales” y policíacas en vez de alentar los linchajes. Linda lección de jesuitismo, sobre todo tomando en cuenta que localmente los alcaldes del PD de Turín y Bolonia (en este caso Sergio Coferrati, ex dirigente de la CGIL durante las grandes huelgas generales de 2002-2004) piden mano dura contra los inmigrantes ilegales y que el PD localmente alimentó los pogrom. La prensa no se privó de destacar que la sección local del PD de Ponticelli empapeló toda la ciudad con un cartel por el desalojo de los Rom mientras la muchedumbre sedienta de racismo y violencia estaba quemando las chabolas de los asentamientos. Hasta Fassino, otro líder del PD, salió en “defensa de la patria” pidiendo que no se criticara desde el exterior al gobierno italiano como lo hizo la España de Zapatero...

La orientación del PD se refleja en la posición de los tres principales sindicatos confederales y de la CGIL en particular. Como era de esperar, también la CGIL, que se caracterizó bajo el gobierno Prodi por ser el mejor apoyo en el movimiento obrero de la burguesía y sus contrarreformas, ni siquiera rompió las discusiones entabladas con el nuevo gobierno mientras éste estaba discutiendo el futuro “paquete seguridad” cuyo objetivo central es dividir y atomizar más aún la clase entre italianos y extranjeros, y a su vez entre comunitarios y extracomunitarios, inmigrantes legales y clandestinos. De esta forma se hace cómplice del empeoramiento objetivo de la situación que requeriría hacer todo lo posible para reconstruir, ante la embestida populista de la derecha, una mínima cohesión de clase que no puede prescindir de la necesaria unidad entre trabajadores italianos y extranjeros [19].

La “izquierda radical”, es decir los partidos de la recién creada (y enterrada) Izquierda Arcoiris (“Sinistra Arcobaleno” en italiano), no logra recuperarse de la tremenda derrota electoral que sufrió. Está centrada en la pugna interna en curso, tanto en el interior del PRC como del PdCI, por el liderazgo de lo que subsiste de la “izquierda radical”. Se contentó con protestar formalmente. Cabe decir, sin embargo, que cuando la “izquierda radical” era realmente activa, es decir cuando estaba en el gobierno, aquellos partidos (empezando por el PRC de Ferrero, ex ministro de la “Solidaridad social” y aspirante a líder de Refundación) no se caracterizaron por su lucha contra las leyes reaccionarias y racistas del segundo gobierno Berlusconi que habían prometido derogar. Por el contrario, contribuyeron a mantener en pié todas las disposiciones legislativas antiinmigrantes (Leyes Turco-Napolitano, Bossi-Fini, Centros de retención para inmigrantes-CPT, etc.) adoptadas bajo los gobiernos de centro izquierda y centro derecha precedentes, haciendo más fácil aún el actual accionar de Berlusconi. Es más, localmente sus consejeros y asesores siguen apoyando a los alcaldes de centro izquierda que alimentan el clima xenófobo pidiendo al gobierno mayores poderes para luchar contra los inmigrantes clandestinos.

¡Incondicionalmente del lado de los inmigrantes y de los Rom! Contra el racismo institucional y fascista, la tarea es trabajar por la unidad de clase

Sería obviamente la tarea central y urgente de toda la vanguardia de clase y juvenil en Italia estar en primera fila en defensa de los sectores ya designados como los primeros blancos de la política reaccionaria de Berlusconi, los trabajadores inmigrantes y sus familias. No trabajar por todos los medios necesarios contra la política racista y xenófoba del gobierno Berlusconi significaría abrirle el camino a una profundización de la política reaccionaria, autoritaria y represiva que caracterizó sus primeros días a la cabeza del país por tercera vez. Esto tendría que traducirse también concretamente en la defensa incondicional de los Rom y los inmigrantes en momentos en que son objeto de ataques de corte fascista.

Las organizaciones que pretenden ser los voceros de de la vanguardia de clase en Italia, empezando por el sindicalismo de base y las organizaciones de extrema izquierda, tendrían que tomar una posición muy clara en relación a los últimos acontecimientos, sin dejarse arrastrar por el sentido común profundamente empapado de prejuicios anti-Rom y anti-Rumanos que gangrena la clase obrera y los sectores populares en Italia.

Desde este ángulo es un paso importante la moción en defensa de los inmigrantes adoptada por la Asamblea Nacional de Trabajadores y Delegados del sindicalismo de base promovido por el RdB-CUB, SdL y Cobas que tuvo lugar en Milán el 17 de mayo. Esto tiene que traducirse sin embargo, en medidas concretas con las cuales la vanguardia de clase en Italia, empezando por el sindicalismo de base, tiene que llamar todas las organizaciones obreras a construir un frente único de lucha que abarque también la cuestión de la lucha contra la política xenófoba del gobierno y las agresiones fascistas que se multiplicaron en los últimos días.

Además de la defensa de los trabajadores inmigrantes y de sus reivindicaciones, la orientación de la vanguardia de clase en Italia no puede prescindir de dos puntos claves para contrastar la campaña xenófoba que se está propagando en Italia. En primer lugar habría que demostrar la estrecha vinculación existente entre las reivindicaciones de los trabajadores inmigrantes con las de los trabajadores italianos.

Así, algunas de las principales luchas llevadas adelante por los inmigrantes en Italia en los últimos años podrían ser pautas a partir de las cuales relanzar el combate por la unidad de clase. Si nos remitimos a la “cuestión Rom”, no es casualidad que en los principales periódicos italianos, como por ejemplo en el Corriere della Sera del 14 de mayo, se hayan vuelto a publicar fotos acompañadas de leyendas llenas de calumnias, de la ocupación que se llevó a cabo durante más de un año y medio en “Via Adda”, una zona céntrica de Milán, por parte de 250 Rom constituidos en Comité de ocupación. El ex Comité de ocupación sigue siendo activo y no sólo desfiló al lado de los trabajadores combativos el Primero de Mayo en Milán, sino que promovió la moción de solidaridad con los inmigrantes en la Asamblea del 17 de mayo. Semejante ejemplo, que las autoridades de Milán buscaron borrar del mapa por todos los medios posibles a través de tres tentativas de desalojo, demostraba tendencialmente que, ubicándose desde una perspectiva de la defensa de las condiciones de vida, en este caso el derecho a la vivienda, el “problema Rom” dejaba de ser un problema “étnico” y contribuía a indicar posibles caminos de lucha en una metrópoli europea como Milán que cuenta con los más importantes problemas de vivienda y “ocupaciones salvajes”.

Por otra parte la lucha contra la propaganda racista del gobierno Berlusconi, sus decretos xenófobos y los ataques facistoides perpetrados contra los inmigrantes (tanto los llevados a cabo por la policía como las agresiones fascistas) no se puede separar de una denuncia clara del papel del imperialismo italiano en la periferia semicolonial, en particular de su nefasto papel en la ocupación militar y expoliación económica de los Balcanes orientales y occidentales. Éstas son las razones por las cuales los sectores más paupérrimos y débiles de las clases subalternas del Este europeo, están forzados a emigrar para vender su fuerza de trabajo, mientras que sus hermanos de clase trabajan con salarios miserables en los talleres de las multinacionales europeas instaladas en Europa oriental. Desde este ángulo, el apoyo a las luchas llevadas adelante por los trabajadores mecánicos de Renault-Dacia de Pitesi Rumania en el último período [20] o de Fiat-Tichy en Polonia, habría de constituir en un eje de la actividad internacionalista de la vanguardia de clase en Italia como parte de su combate contra el racismo y el imperialismo de la propia burguesía.

Ceder en la cuestión inmigrante o peor aun, respaldar las decisiones del gobierno en este terreno, significa en última instancia facilitarle las tareas a Berlusconi y sus aliados y desarmar política y ideológicamente a la clase obrera italiana, a la vez que se le abre el camino al gobierno hacia una mayor derechización. En este sentido, la orientación de las direcciones de los sindicatos confederales es extremadamente preocupante.

Después de los pogrom de Nápoles y otras ciudades, ya son otros sectores los que empiezan a ser atacados por grupos fascistas que actúan impunemente, contando con apoyos dentro de las fuerzas de represión y alentados por la política del gobierno con la cual el centro izquierda ni siquiera discrepa.

Los ataques a los inmigrantes anuncian obviamente una mayor represión de los movimientos sociales opositores. Lo atestiguó la represión brutal llevada a cabo por las fuerzas de policía contra los manifestantes anti-vertederos de Chiaiano, en la periferia de Nápoles o la detención y procesamiento de los estudiantes antifascistas de la Universidad de Roma, culpables de haber respondido a un comando de Forza Nuova que los atacó en pleno día.

Luego de la represión en Chiaiano la vanguardia napolitana se movilizó en forma solidaria para expresar su rechazo a la represión. Casi al mismo tiempo, se llevó a cabo una importante manifestación antifascista en Roma después del ataque del sábado 24. Desde el 27 de mayo, día de la agresión llevada a cabo por un comando de FN, la facultad de Roma es el teatro de una importante movilización de la vanguardia estudiantil que organizó asambleas y manifestaciones. Estos son los primeros pasos de una posible contraofensiva que es menester coordinar políticamente.

En un momento en que los trabajadores inmigrantes latinos en EE.UU. demostraron no solo su centralidad productiva sino también su importancia política en distintas oportunidades en multitudinarias marchas en 2006-2007, mientras los trabajadores “sans-papiers”, los trabajadores inmigrantes indocumentados en Francia del sector de la restauración están llevando adelante una dura lucha por su legalización, éstos ejemplos de lucha por los derechos de los inmigrantes y por la unidad de clase tienen que ser el norte de la vanguardia en Italia si quiere contrarrestar la oleada xenófoba y populista promovida por el gobierno con la complicidad de la oposición de centro izquierda y la pasividad de la burocracia sindical, un giro a la derecha que prepara futuros ataques al conjunto del proletariado italiano.

Roma 29/05/08.

Los Rom, parias entre los parias [21]

Los Rom y los Sintis (gitanos en español) representan la minoría cultural más importante de Europa y seguramente la etnia nacional-cultural más perseguida y martirizada hasta la actualidad. Se calcula que aquellas poblaciones oriundas de la India que se desplazaron progresivamente entre el siglo XI y el siglo XIV hacia el Oeste, hasta llegar a Europa, representan aproximadamente 27 millones de personas en el continente europeo (más de diez millones en la actual UE), siendo importantes minorías en varios países de Europa del Este. Población históricamente marginada y relegada, condenada a ocupar tareas y trabajos subalternos infamantes sin poder generalmente ser propietarios de nada por ley, las condiciones de vida de los Rom en Europa oriental eran particularmente terribles, llegando inclusive a ser reducidos a la esclavitud en varios de los Estados semifeudales que componían la actual Rumania hasta la segunda mitad del siglo XIX. Siguieron siendo marginados y objeto de toda clase de discriminaciones racistas incluso después del estallido de los grandes imperios centrales (Austro-Húngaro y Otomano) luego de la Primera Guerra Mundial y su opresión culminó con la liquidación por parte del régimen nazi, de varios centenares de miles de gitanos en los campos de concentración y en operaciones de limpieza étnica llevadas a cabo por el ejército alemán y sus aliados locales durante la Segunda Guerra.

Aunque tendió a aportar ciertas mejoras en términos materiales, la instauración de Estados obreros profundamente deformados en Europa oriental después del ‘45-‘48, no brindó ninguna solución positiva al “problema Rom”. Las autoridades stalinistas “sedentizaron” por la fuerza a quienes seguían siendo nómadas e intentaron asimilar a los Rom negándoles toda especificidad cultural y nacional y utilizándolos como mano de obra en los sectores más duros de las economías planificadas, lo que no impidió marginarlos en barrios o aldeas específicas (convertidos de hecho en ghettos,) o enviar a sus hijos a escuelas especiales para niños con problemas mentales.

La restauración capitalista en el Este y la posterior recolonización de la región por parte del capital imperialista (y de sus tropas en el caso de la ex Yugoslavia) tuvo un doble impacto entre los sectores más débiles de las clases subalternas locales, empezando por las mujeres, los jubilados y las minorías nacionales que fueron los más golpeados por las distintas medidas de ajuste estructural. En el caso de los Rom, las discriminaciones que sufrían históricamente y que en ningún caso habían sido resueltas bajo los regímenes stalinistas, volvieron a flote con más fuerza aún. Se calcula que si en los ‘80 la diferencia entre los Rom desocupados en Hungría y los Húngaros era de un 5%, hoy en día es de un 45%. En la República Checa, casi la mitad de los niños Rom siguen siendo escolarizados en escuela especiales mientras que la tasa de desocupación ronda el 70% en la comunidad gitana, siendo la media nacional un 9%. Bien se entiende por qué aquellas poblaciones (que fueron además las primeras víctimas de la partición de la ex Yugoslavia [22]) están condenadas a la emigración forzada.

Son el objeto de una segregación particular en Italia a raíz de los decretos racistas adoptados bajo el precedente gobierno Prodi sobre la limitación a la entrada de ciudadanos comunitarios rumanos. Esto condena a los Rom de Rumania (que constituían la mayoría de los Rom de Ponticelli, por ejemplo) al círculo vicioso “trabajo en negro-indocumentación-imposibilidad de alquilar una vivienda decente” que los margina aún más y los convierte en los sectores más oprimidos entre los más de 3,5 millones de inmigrantes en Italia. Sin embargo, siendo el salario promedio al cual pueden pretender los 2 a 3 millones de Rom de Rumania, de unos 100-200 euros, hasta las faenas más duras y los peores trabajos en condiciones precarias en algún país del Oeste les permite sobrevivir mejor que en su país de origen.

Comunicado leído en la asamblea del sindicalismo de base de Milán del 17 de mayo

Llamado a una movilización antiracista unitaria desde abajo
El gobierno declara la guerra a los inmigrantes. El centro izquierda lo supera... por derecha
Paremos los nuevos pogrom antes de que sea demasiado tarde

El nuevo gobierno Berlusconi no perdió tempo. Fiel al contenido fundamental de la última campaña electoral que terminó ganando, está adoptando un nuevo “paquete seguridad” (“paccheto sicurezza”), un conjunto de leyes racistas y reaccionarias.

El objetivo principal de aquella medida es golpear a los inmigrantes y... defender la propiedad privada. Pretende facilitar las expulsiones de los ciudadanos comunitarios sin trabajo, transformar definitivamente los CPT (Centros de retención para inmigrantes) en verdaderas cárceles, permitiendo inclusive que se detengan a los inmigrantes durante 18 meses, implementar exámenes del DNA para obtener visas para permitir la llegada a Italia de las familias de los trabajadores inmigrantes (“ricongiungimenti familiari”), otorgar poderes especiales a los alcaldes y a los prefectos para desalojar los asentamientos rom (gitanos), tanto los asentamientos legales como los ilegales, militarizar el territorio. Éstas son las medidas fundamentales que pretende adoptar el gobierno de centro derecha y contra las cuales ni se opone el centro izquierda. Al contrario. La declaración del Partido Demócrata (PD) de Veltroni y de Italia de los Valores (IdV) de Di Pietro, del presidente de la provincia de Milán Penati, de distintos alcaldes de centro izquierda, llevan la corriente a aquella nueva oleada de xenófoba. El centro izquierda busca recompactar algún tipo de base social y electoral que fue perdiendo ubicándose en el terreno de la seguridad.

Es en este clima de guerra declarada que asistimos a nuevos pogrom. Los primeros en pagar las consecuencias son como siempre los Rom. Desde los “asaltos populares” a los asentamientos que se llevaron a cabo en Nápoles hasta los ataques con bombas molotov de Turín, Novara y Milán, las comunidades gitanas sufrieron en carne propia aquella ofensiva que se traduce en el incendio de sus precarias viviendas y amenaza sus propias vidas.

Los últimos acontecimientos atestiguan el hecho de que estamos presenciando una ofensiva racista sin precedentes que, en forma muy peligrosa, encuentra cierto apoyo entre aquellos sectores populares que en realidad tendrían miles de motivos para rebelarse en contra de otro tipo de enemigo, es decir las clases dominantes y su ofensiva antipopular. Accidentes laborales mortales, salarios miserables, precariedad difusa y desocupación, problema de la vivienda, destrucción de los servicios sociales... todos estos son los problemas reales cuyo responsable principal no es nada más que el sistema capitalista que sigue generando super ganancias por una parte y guerra, explotación y miseria por la otra.

Las contradicciones aplastantes que oprimen la gran mayoría de la población crecen cada vez más. Esto sin embargo es insuficiente para construir una movilización popular que se ubique del lado apropiado de la barricada. La desaparición de toda referencia de clase para los proletarios fruto de la traición completa de nuestros intereses por parte de la izquierda institucional y de los sindicatos confederales, deja un vacío que por ahora los que pelean por tirar abajo el sistema y sus lógicas no logran colmar. El resultado lo tenemos ante nuestros ojos: se abrió un camino que permite un crecimiento de un nuevo fascismo, institucional, “squadrista”, e inclusive popular.

Las razones por las cuales es necesario relanzar por nuestra parte la batalla, siguen siendo las mismas, o mejor dicho se multiplicaron. Es necesario atacar las raíces del problema y luchar para no caer en la trampa mortal del racismo. Es fundamental contrarrestar las tentativas de la patronal que pretende aterrorizar y chantajear a las masas inmigrantes para explotarlas mejor, para desviar a los proletarios italianos de sus objetivos reales de lucha, para dividir la clase trabajadora y evitar que se constituya un frente de lucha que podría revelarse muy peligroso para la burguesía.

Relanzamos por ende nuestro llamado a poner en pié una movilización extraordinaria y permanente para contrarrestar el nuevo “paquete seguridad” de Berlusconi-Maroni-Moratti, para sostener en forma militante la autodefensa de los Rom y de todos los inmigrantes expuestos a la represión racista, para construir un movimiento basado en la perspectiva de la unidad de los trabajadores y de sus luchas, sin ninguna ilusión en las lógicas político-institucionales, confiando, al contrario, en nuestra propia capacidad de organizarnos desde abajo y luchar unidos en defensa de nuestros intereses de clase comunes.

Sobre estas bases llamamos a las organizaciones de inmigrantes y a sus comunidades, a los comités antiracistas, a las organizaciones sindicales de los trabajadores, a los movimientos de lucha, a los militantes internacionalistas y antifascistas, a poner en pié una movilización unitaria y permanente contra el “paquete seguridad”, empezando por la urgente necesidad de decidir las formas de movilización adecuadas para contrarrestar físicamente los nuevos pogrom.

COMITÉ VIA ADDA NON SI CANCELLA, Milán, 15/05/08
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  • [1Maroni, actual Ministro del Interior de la Liga Norte, lo planteó claramente: “El 90% de las medidas del actual ‘paquete seguridad’ está tomado del precedente ‘paquete seguridad’ ideado por Amato”, ex Ministro del Interior de centroizquierda y votado en Consejo de ministros por el conjunto de la Coalición, incluyendo a PRC, PdCI, Verdes, etc. La Repubblica, Roma, 10/05/08.

    [2El PdL se conformó antes de las elecciones anticipadas para simplificar el abanico político italiano y evitar a derecha la proliferación de micro-partidos fundamentalmente vinculados a redes clientelares locales alrededor de Forza Italia, el movimiento fundado por Berlusconi en los ’90, y Alianza Nacional, el partido de Gianfranco Fini proveniente del Movimiento Social Italiano (MSI), un partido de claro corte fascista en el cual se reciclaron buena parte de los jerarcas fascistas. Integró el PdL la Alternativa Social de Alessandra Mussolini (cuyo apellido lo dice todo...), proveniente también del MSI.

    [3Forza Nuova, partido abiertamente fascista liderado por el eurodiputado Roberto Fiore, sacó 110.000 votos en las últimas elecciones legislativas (0,3% de los votos). La Destra/Fiamma Tricolore, reunificación de tendencias provenientes de AN y del MSI, movimiento liderado por el ex presidente de la región del Lazio (Roma), Francesco Storacce, sacó 885.000 votos (2,4%). A título de comparación, si la extrema derecha de corte claramente fascista sacó el 2,7% de los votos (1 millón), la extrema izquierda (Partido Comunista de los Trabajadores de Ferrando, PCL, y Sinistra Critica de Cannavò-Turigliatto) sacó poco más de 375.000 votos (equivalente al 1%).

    [4El miércoles 28 de mayo se incendió la totalidad del último asentamiento gitano que subsistía en Ponticelli. Sus habitantes, que no pudieron llevarse nada, huyeron antes de la llegada de las bandas armadas de molotovs.

    [5El último informe del ISTAT (Instituto Nacional de Estadísticas) acerca de la situación del país en 2007, da cuenta claramente de cómo la estancación económica que atraviesa Italia tiene profundas repercusiones en la vida cotidiana de los Italianos, profundizando las desigualdades sociales en general y las diferencias entre Norte y Sur del país en particular. Si en los últimos quince años el crecimiento promedio de los 15 países más avanzados de Europa fue de un 18%, Italia sólo creció en un 4,7%. El ingreso de los Italianos cayó 13% en relación al promedio europeo en los seis últimos años, siendo más abrupto aún entre los sectores sociales más humildes y las familias de las regiones del Sur del país, donde la desocupación y subocupación son más importantes. La mitad de los núcleos familiares viven con menos de 1.900 euros por mes, lo que significa que buena parte de los proletarios en Italia pueden ser considerados como “working poors” (“trabajadores pobres” como se dice en las áreas anglosajonas). La diferencia entre el ingreso promedio de las familias del Norte y del Sur es de 10.000 euros. Ver ISTAT, Rapporto annuale. La situazione del paese nel 2007, publicado el 28/05/08, disponible en www.istat.it

    [6Es de notar que Ponticelli es una zona históricamente “rossa” como se dice en Italia, es decir que votó siempre al centro izquierda. Sin embargo, mientras que en las últimas elecciones locales la lista de centro izquierda había sacado el 70% de los votos, esta vez fue la coalición de centro derecha la que quedó a la cabeza en las última elecciones legislativas anticipadas de mediados de abril.

    [7La mitad de los extranjeros residentes en Italia tiene entre 18 y 35 años, es decir que constituyen una importante fuente de abastecimiento en mano de obra joven en el país que más envejece en Europa y cuya población declinaría sin el ingreso de los extranjeros entre quienes se registra una tasa de fertilidad mucho más elevada que entre los Italianos. Ver ISTAT, Rapporto annuale, op. cit.

    [8Se calcula que la mitad de los inmigrantes en Italia provienen de los países de Europa central y oriental, miembros o no de la UE. De estos 1,75 millones, casi 650.000 son rumanos y más de 400.000 son Albaneses. En el caso de Albania, después del estallido del Bloque del Este y del derrumbe del “socialismo real” a lo Enver Hodxa, más de 900.000 jóvenes dejaron el país (Albania cuenta con 3,5 millones de habitantes) y emigraron a Italia y Grecia principalmente. Se trata de un caso excepcional en “tiempos de paz” según el especialista francés Laurent Chalard, lo que en última instancia demuestra que la restauración capitalista en Europa del Este y en Albania en particular fue un verdadero acto de guerra llevado a cabo por el capital imperialista. Ver L. Chalard, “Le dépeuplement de l’Albanie”, en Le Courrier des pays de l’Est n°1061, La Documentation française, París, marzo 2007.

    [9Ver “Los Rom, parias entre los parias”.

    [10En aquel momento, los Albaneses parecían representar la peor de las amenazas para la “sociedad italiana” con su sistema mafioso y clánico... Como si los Albaneses hubieran inventado los clanes y la mafia... Tomando en cuenta los crímenes, historiográficamente siempre negados, del ejército italiano durante los ’30 y la Segunda Guerra Mundial en los Balcanes, las campañas mediáticas anti-balcánicos (antes contra los Albaneses y hoy en día contra los Rom y los Rumanos) tienen más aún en Italia, respecto a otros países, fuertes connotaciones racistas. Vale la pena subrayar que la “izquierda radical” italiana es totalmente cómplice de las ocupaciones militares actualmente en curso en los Balcanes tanto como avaló la intervención colonial en Albania en 1997 durante la revuelta popular que sacudió en aquel momento el país.

    [11El caso de la capital, Roma, gobernada desde hace más de una década por el centro izquierda con el apoyo de la “izquierda radical”, es sumamente ilustrativo. Mientras los politólogos clasifican al electorado de la capital como genéricamente “progresista” y daban por victoriosa la coalición de centro izquierda liderada por el ex alcalde y ex vice Premier de Prodi, Rutelli, fue la alianza derechista berlusconiana encabezada por un ex dirigente del fascista MSI, Gianni Alemanno, la que arrebató al centro izquierda la alcaldía hace pocas semanas. Realizó sus mejores resultados en los barrios populares más periféricos de la capital en los cuales, por más que la “derecha social” tuviera una presencia histórica, siempre había ganado el centro izquierda.

    [12Las “rondas padanas” son una suerte de milicias extremistas totalmente ilegales por más que ningún gobierno haya tomado medidas contra ellas, compuestas por voluntarios de la Liga Norte. Las “camisas verdes” pretenden hacer reinar el orden pregonado por Bossi en las ciudades y pueblos del Norte del país en los cuales la Liga está fuertemente radicada.

    [13Integrado al “paquete seguridad” (que están discutiendo los parlamentarios en este momento) a pesar de la oposición de los sectores más moderados de la Coalición, el delito de inmigración clandestina resultaría ser incluso, según algunos juristas, virtualmente anticonstitucional.

    [14Esta disposición fue descartada finalmente por el gobierno.

    [15Acusaciones hipócritas, planteamos, ya que en términos de inmigración y derechos democráticos, poco tienen que demostrar por la forma en que disparan las tropas españolas a las pateras cargadas de inmigrantes africanos que tratan de desembarcar en las costas de las islas Canarias o el actual proceso de ilegalización de la izquierda abertzale.

    [16Ver Il Messaggero, Roma, 29/05/08.

    [17Además de un problema más global de seguridad pública y de emergencia sanitaria inmediata que lleva ya varios meses en la región de Nápoles, se registran preocupantes tasas elevadas de enfermedades (cánceres y tumores en particular) en las zonas urbanas más cercanas a los vertederos controlados históricamente por el crimen organizado con el beneplácito de las auroridades locales.

    [18El Partido Demócrata cambió ligeramente de posición en los últimos días pasando de un apoyo completo al gobierno en relación a la “cuestión basura”, a una crítica parcial del accionar de la policía. La patronal, por el contrario, brilló por su completo apoyo al gobierno. La recién nombrada presidenta de la patronal italiana, Marcecaglia, utiliza también la cuestión de la basura en Nápoles para afirmarse a la cabeza del sindicato patronal luego de varios años de presidencia de Montezemolo (grupo Fiat). “Estamos a favor, planteó el lunes 26 de mayo, que el Estado desempeñe realmente su papel, retomando el control del territorio” (ver Il Sole 24 Ore, Roma, 26/05/08).

    [19Mientras redactamos esta nota, la CGIL anunció que se retira de la mesa de discusiones con el gobierno acerca de la reforma de la administración pública. Presentando su “programa máximo”, el ministro de la Función pública anunció un ahorro de más de 40 mil millones de euros controlando mejor a los funcionarios y facilitando despidos y medidas disciplinarias contra los trabajadores del sector público responsables, según el gobierno, de la ineficacia de los servicios públicos en Italia. Al no poder proseguir las discusiones ante semejante programa, la burocracia de la CGIL del sector público, se retiró de las discusiones, lo cual no significa, sin embargo, que haya renunciado a proseguir más globalmente con su colaboración con la burguesía. Lo atestigua por una parte la voluntad de fusionar las tres siglas sindicales confederales CGIL, CISL y UIL en una sola confederación sindical, más abiertamente propatronal aún, a imagen y semejanza de lo que ocurrió entre la Margarita y los Demócratas de Izquierda (DS) que confluyeron en el PD. Más puntualmente, la CGIL sigue participando a las discusiones sobre la reforma de los contratos nacionales de trabajo con la cual la patronal italiana quiere acabar de una vez por todas con algunas de las “trabas impuestas por la contratación nacional” que limitan la sobreexplotación.

    [20Ver J. Chingo, “Crecientes luchas obreras en diversos países”, 12/05/08, en www.ft-ci.org

    [21Los datos del anexo provienen en gran parte de un estudio oficial realizado por la UE en 2004, La situation des Rom dans une Union Européenne élargie, Offices des publications officielles des Commautés Européennes, Luxemburgo, 2004, disponible en
    http://ec.europa.eu/employment_social/fundamental_rights/pdf/pubst/roma04_fr.pdf

    [22Según la misma UE, se calcula que después de la intervención de la NATO en Serbia y Kosovo en 1999, más de 120.000 Rom fueron desplazados para huir de las operaciones de limpieza étnica llevadas adelante por comandos del Ejército de “Libéración” del Kosovo (UCK).

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