Estrategia Internacional N° 7
Marzo/Abril - 1998

El imperialismo avala al masacrador Milosevic
¡VIVA LA LUCHA POR LA INDEPENDENCIA DEL KOSOVO!

Cuando estamos finalizando la redacción de este artículo, 50.000 kosovares albaneses acaban de recorrer las calles de Pristina al grito de “Kosovo libre” y “Nunca renunciaremos a la indpendencia”, en una movilización organizada por la Unión Independiente de Estudiantes. Esta es la respuesta dada a la ofensiva militar que las tropas del ejército serbio lanzaron durante el 7 y el 8 de marzo contra las ciudades de Prekaz y Srbica en la región de Drenika, en el Kosovo central, que dejó un saldo de alrededor de 200 muertos como mínimo, incluyendo ancianos, mujeres y niños. Para realizar esta masacre fueron desplegados “...paramilitares, con sus uniformes de “tigre” y rostros ennegrecidos, famosos por las masacres de civiles que provocaron en las guerras de Bosnia y de Croacia”, según informa el Página 12 del sábado 7/3. La ofensiva incluyó tanques, ataques con helicópteros artillados, y bombardeos de artillería ligera contra las ciudades indefensas. Esta nueva acción sanguinaria de Milosevic muestra su decisión de impedir por todos lo medios que los albaneses del Kosovo (un 90% de la población de la región) ejerzan su libre derecho a la autodeterminación. Estos vienen radicalizando sus justos reclamos, decepcionados por el callejón sin salida a la que fueron llevados por la política de la “vía pacífica y negociada” a la independencia del presidente Rugova (el presidente de la no reconocida República del Kosovo). El surgimiento del Ejército de Liberación del Kosovo (ELK), que comenzó sus acciones en 1996, es la clara expresión de este fenómeno, motorizado en gran parte por la insurreción armada en Albania en marzo de 1997 que volteó al gobierno restauracionista de Berisha. Aunque el levantamiento fue contenido mediante la elección de un nuevo gobierno, encabezado por los stalinistas reciclados, y por la intervención de las tropas imperialistas italianas, aún no termina de ser completamente sofocado. Desde la insurrección albanesa se ha incrementado el armamento de los albaneses del Kosovo.

La salvaje represión no ha hecho sino incrementar las posiciones independientistas entre los albaneses kosovares. Como bien señala una cronista del diario Clarín en referencia a la pérdida de confianza en Rugova: “los ataques serbios fueron tan brutales que terminaron con la posibilidad de que exista un Mahatma Gandhi en Kosovo”.

¡ABAJO DAYTON!

Milosevic lanzó la represión después de reunirse con Robert Gelbard en Belgrado el 23 de febrero pasado, el enviado norteamericano a los Balcanes. Este lo respaldó diciendo que el carnicero de Bosnia estaba “haciendo grandes esfuerzos para la paz” y que la independencia del Kosovo era un objetivo “no realista”, calificando como “terrorista” al ELK.

Los albaneses del Kosovo vienen soportando la bota serbia desde 1989, cuando con el ascenso al poder del chovinista gran serbio Milosevic les quitaron de un plumazo la autonomía a la provincia, que habían obtenido como parte de la política de Tito para equilibrar el poder de las Repúblicas en la Federación. Fueron justamente estos hechos los que precipitarían la posterior explosión de Yugoslavia tras una serie de guerras nacionales. En ese entonces los kosovares albaneses fueron utilizados como blanco de una campaña repugnante de neto corte chauvinista y xenofóbica, con la cual abroqueló a las masas serbias para trazar los lineamientos de su proyecto de la “Gran Serbia”. Este proyecto lo implementó luego recurriendo a la “limpieza étnica” en la posterior guerra de Bosnia, es decir a la expulsión forzosa de cientos de miles de bosnios de sus tierras, con centenares de masacres y el confinamiento de decenas de miles en los campos de concentración.

Desde la pérdida de su autonomía los albaneses del Kosovo han visto un cercenamiento total de sus más elementales derechos nacionales. La población vive en un virtual estado de sitio y es la que sufre las peores consecuencias de la miseria que abarca hoy al conjunto de Serbia. La amplísima mayoría de los kosovares albaneses aspiran hoy a la independencia de la Yugoslavia de Milosevic y a una eventual unificación con Albania, con lo que ponen en cuestión las fronteras establecidas en los acuerdos de Dayton, que consagraron la partición de Bosnia (y el control del territorio de lo que queda de la ex Yugoslavia) en beneficio de las burocracias restauracionistas gran serbia y gran croata. Estos acuerdos están hoy sostenidos a punta de pistola con miles de soldados norteamericanos y de otros países que son parte de una fuerza multinacional bajo control de la ONU, la SFOR con el consabido cuento de “velar por la paz en la región”. En ellos se dejaba al Kosovo bajo el control de la bota de Milosevic.

Como ayer lo hicieron cuando los bosnios defendían su derecho a una Bosnia multiétnica independiente (Francia apoyando a Serbia, Alemania a Croacia y EE.UU. buscando un equilibrio de poder entre ambas sobre la destrucción de Bosnia) el conjunto de las potencias imperialistas se oponen a que el pueblo albanés del Kosovo ejerza su libre derecho a la autodeterminación. Su política es contener la movilización de las masas albanesas a cambio de limitadas medidas de “autonomía”. Hoy este reclamo no es más que la palabra que toma la imposición a los albaneses kosovares a seguir bajo la bota asesina de Milosevic.

El apoyo de las potencias imperialistas a Milosevic contra la lucha por la independencia del Kosovo es claro. La resolucion emitida por el llamado Grupo de Contacto (que incluye a Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Rusia, Italia, y Alemania) en Londres el dia 9 de marzo, inmediatemente despues de las masacres perpretadas en Drenica, sostiene: “Nuestra condena de las acciones de la policia serbia no deben en ningun caso ser erróneamente interpretadas como un respaldo al terrorismo” ...”Nuestra posición es clara. Condenamos plenamente las acciones terroristas del Ejercito de Liberación de Kosovo así como de cualquier otro grupo” (Tomado de El Pais de Madrid del 10/3, subrayado nuestro).

Es que las potencias imperialistas son enemigas declaradas, al igual que Milosevic, del derecho a la autodeterminación del pueblo albanés del Kosovo. Ellas están porque el Kosovo siga estando bajo el dominio de la burocracia gran serbia. Si han aplicado algunas tibias “sanciones” a Milosevic no es más que para aparentar que se otorgarán concesiones para frenar la radicalización de los albaneses. A lo que más temen es que las movilizaciones de las masas albanesas que se están movilizando por decenas de miles en las calles de Pristina coreando “¡Kosovo o muerte!” y “¡Alto a la purificacion etnica serbia!”, termine de superar el chaleco pacifista -impuesto por la dirección de la Liga Democrática del Kosovo del presidente Rugova- y se transforme en una lucha de liberación nacional armada de masas contra la opresión nacional serbia, haciendo volar por los aires las reaccionarias fronteras de Dayton. Ello abriría el camino para un nuevo resurgir de las masas albanesas que se insurreccionaron contra Berisha y a la posibilidad de que se desarrollen nuevas insurrecciones “a lo Albania” en todos los Balcanes. Como lo refleja el cuadro trazado por el diario El País de Madrid: “La región del Kosovo tiene frontera con Montenegro, que integra con Serbia los restos de Yugoslavia, con Macedonia y con Albania. Una guerra abierta en Kosovo arrastraría inevitablemente a la diminuta y desprotegida Macedonia,donde al menos el 25% de la población es de origen albanés y se siente maltratada, y la propia Albania, tambalenate toadavía tras su virtual disolución como Estado hace ahora un año. Una insurrección albanesa disolvería las fronteras del sur de Serbia, y en esta marejada, más temprano que tarde, Grecia, Bulgaria, y Turquía tendrían algo que decir. En el corto plazo, el tinglado de Bosnia, que con tantas dificultades está siendo apuntalado por las potencias occidentales, se desplomaría. El escenario supera las peores pesadillas de los estrategas de la OTAN.” (Subrayado en el original). Es decir, se abriría el camino para que los pueblos de los Balcanes se saquen de encima los gendarmes al servicio de una u otra potencia imperialista que hoy están llevando adelante la restauración capitalista en la región. Para los trabajadores de todo el mundo es vital apoyar esta lucha.

¡FUERA LA BUROCRACIA GRAN SERBIA !

Hace un año las calles de Belgrado fueron inundadas por manifestantes que salieron a protestar contra el escandaloso fraude electoral cometido por el Partido Socialista Serbio, del cual Milosevic es su jefe. Sólo se mantuvo en pie gracias a la política de una oposición encabezada por chovinistas y proimperialistas que compartía con Milosevic la política opresora gran serbia y apoyaba enfáticamente las reaccionarias fronteras establecidas en Dayton.

La situación del pueblo y los trabajadores en Serbia es hoy directamente insoportable. La ruina acarreada por la guerra, la descomposición de las bases sociales del estado obrero, las penurias impuestas por los años del bloqueo implementado por la ONU han creado una situación donde la gran mayoría de los obreros no cobran sus sueldos. Esta situación podria llevar en el corto plazo a una nueva explosion en Serbia. La ofensiva sobre el Kosovo debe ser vista también como un intento de parte de Milosevic de recomponer su endeble posición, echando mano al recurso del chauvinismo, y usando a los kosovares albaneses como “chivos expiatorios” de la crisis que recorre al país y a su régimen político.

Para los trabajadores y el pueblo Yugoslavo, en particular las masas serbias hoy ahogadas en la miseria, que se movilizaron el año pasado contra Milosevic, el principal enemigo está en casa. Sus reclamos de “democracia” no podrán concretarse sino luchan consecuentemente por la libertad para los pueblos oprimidos por su propio gobierno. Como dijo Marx, “ningún pueblo que oprima a otro puede decirse verdaderamente libre”. Por eso deben movilizarse para echar de una vez por todas al asesino Milosevic, y terminar con su política restauracionista y chauvinista. Deben hacer suyo el deseo de los albaneses del Kosovo a vivir su existencia como una nación separada.

PLENO DERECHO A LA INDEPENDENCIA PARA LOS ALBANESES DEL KOSOVO

Desde la Fracción Trotskista estamos por la defensa incondicional del derecho a la autodeterminación nacional del pueblo albanés del Kosovo, es decir, a su plena independencia y a su unificación con Albania si así lo desean. Reclamamos el inmediato retiro de las tropas serbias del Kosovo y el castigo a los culpables de la represión.

Igual que los marxistas revolucionarios de principios de siglo (Lenín, Trotsky, Rosa Luxemburgo) decimos claramente que deben ser los pueblos los que decidan su propio destino. ¡Basta de que las potencias imperialistas y sus gendarmes, los burócratas restauracionistas opresores, impongan sus fronteras de conveniencia sobre la división de pueblos enteros! Por eso la lucha de las masas albanesas por librarse de la opresión serbia no se puede desligar del combate contra la presencia de las tropas imperialistas en la región. Como las masas albanas del Kosovo lo están comprobando las fuerzas imperialistas están para sostener a los opresores sobre las bases de las fronteras reaccionarias establecidas en Dayton. Hay que hacer volar por los aires dichos acuerdos expulsando las tropas de la OTAN y la ONU de la región.

Para enfrentar la represión de Milosevic, urge impulsar el armamento generalizado de las masas albanesas, y la creación de organismos democráticos para la lucha política de masas, con el fin de derrotar y aplastar militarmente al ejército serbio. Sólo así puede garantizarse el camino para lograr la independencia de la provincia, y si las masas así lo desean, incluso unirse con Albania en una federación común.

Desde la defensa incondicional y consecuente del derecho a la independencia del Kosovo, los trotskistas luchamos porque sean los trabajadores y los campesinos pobres quienes encabecen esta lucha, y no los que alientan la salida reaccionaria de una intervención imperialista que obligue a negociar a Milosevic, como Rugova y la LDK. Esta política lleva a una vía muerta la lucha de las masas albanesas, tal como hizo la dirección de Itzebegovic en Bosnia. Por eso, los trotskistas luchamos por un Kosovo independiente, obrero y socialista, como parte de la lucha por una Federación de Repúblicas Socialistas de los Balcanes, en la cual los distintos pueblos decidan libremente sus destinos poniendo fin a la presencia de los distintos imperialismos en la región y a los gobiernos de las burocracias restauracionistas chovinistas.

Sólo defendiendo consecuentemente el derecho a la autodeterminación nacional puede una dirección que se apoye en los trabajadores y los campesinos pobres superar los exclusivismos de raza, etnia y religión. Sólo enfrentando los acuerdos de Dayton que garantizan la restauración capitalista impulsada por los imperialistas y burócratas chovinistas, peleando por reintroducir el monopolio del comercio exterior, la planificación de la economía y un plan obrero de emergencia para reconstruir las derruídas economías según las necesidades de la clase obrera y el pueblo, pueden satisfacerse las aspiraciones del conjunto de las masas explotadas y oprimidas de la región. Sólo una lucha bajo estas banderas puede comenzar a solucionar el largo legado de opresión nacional en los Balcanes.

Ayer Bosnia, hoy Kosovo

El apoyo dado por las potencias imperialistas a Milosevic en su cruzada criminal contra la independencia de los albaneses kosovares es continuidad de la política implementada por aquellas durante el proceso de guerras nacionales en la ex Yugoslavia. En los acuerdos de Dayton, que consagraron la partición de Bosnia según líneas étnicas, se consagró un orden que dejaba el control del territorio bajo las burocracias restauracionistas gran serbia y gran croata. Francia y Rusia apoyaron a Serbia; Alemania a Croacia; y Estados Unidos buscó un equilibrio de fuerzas entre ambas. Todos fueron enemigos fervientes de permitir una Bosnia multiétnica. Por eso, en la guerra de Bosnia, una posición revolucionaria consecuente exigía situarse del lado militar de los bosnios musulmanes mientras peleábamos porque sea la clase obrera la que encabece la lucha nacional, denunciando la política de la dirección de Itzebegovic que llamaba a confiar en que la liberación de los bosnios vendría del lado de la intervención imperialista. Esta se produjo y el resultado es la mantención en el poder de Milosevic y Tudjman. Nuestra bandera de lucha fue entonces: “¡Por una Bosnia obrera y multiétnica!”. Lamentablemente la mayoría de las corrientes que se reivindican trotskistas sostuvo posiciones que los ubicaron de hecho o de derecho junto a la burocracia gran serbia (sosteniendo la neutralidad o apoyando directamente a los serbios) o cediendo a la dirección restauracionista de Itzebegovic. Hoy es necesario no dejar lugar a dudas: con la lucha por la independencia del Kosovo y por liquidar las reaccionarias fronteras de Dayton o con el carnicero Milosevic y los imperialistas.